BITACORA EN DIAS DE PESTE (PARTE III)

MARZO 26 DE 2020: Un llanto desgarrador me pone en pie, confusa miro el reloj, son las 3:20 am. La muerte entró a casa sin avisarme, me acechaba y me tomó por sorpresa. Decidió llevarse a mi Eloisa, Aún no logro sacarme de la cabeza la imagen de su cuerpo retorciéndose sin control. Ya son las 8 am, hay un enorme vacío en casa, tan grande como el que llevo en el pecho. Cierro los ojos y estas allí, rígida, en ese agujero, el brillo especial que tenían tus almendrados ojos se ha ido; lo recuerdo bien, como también el ultimo sermón que te había dado unas horas atrás por no irte a dormir, siento culpa. Quizás debí haberte abrazado más.

MARZO 27 DE 2020: Amadeus también te extraña, se pregunta quien tirará del otro lado del calcetín. Hoy después de un año, lo deje dormir conmigo nuevamente, creo que los dos nos necesitamos para calmar el dolor de tu ausencia. En la madrugada, te escuché y te sentí dos veces en casa, él también lo hizo, lo sé porque movía sus orejas buscándote; o quizás te soñé despierta, no lo sé, pero prefiero pensar que regresaste para decirnos adiós. Dicen que todos los perros van al cielo, de seguro ya te encuentras allí, espero que me mires y sepas cuanto te amaba, espero haberte dado un poco de cielo aquí, en lo que fue tu breve existencia.