Quién te crees que eres..

Y no es un experimento, nosotros los hacemos en la cocina porque esto no son los EEUU donde puedes comprar lo que quieras si lo pagas. En un experimento, aunque el riesgo se evalúa y controla, no se puede estar seguro del resultado final. Después de dos accidentes nucleares, Chernobil y Fukushima; después de varios conflictos bélicos abiertos, reabiertos y gangrenados; después de nuevos proyectiles mejorados con cargas radioactivas, más potentes, más evolucionados, más efectivos, mejores para su fin; después del fin de todos; después de procesos industriales masivos que abastecen mercados cada vez más amplios mirando siempre nuestro bienestar, que consiste sólo en comprar cada vez más, sin importar el qué, ni su calidad-cualidad; después de Greta Thunberg; después de la aparición del agujero en la capa de ozono; después de la desaparición de los casquetes polares, sea en la Antártida como en la Antártica; después de las pérdidas de los campos magnéticos de la tierra debido a la sobre explotación de las reservas de crudo; después de los incendios masivos por tormentas solares que recalientan y agudizan el efecto invernadero; después de no tener que cernir una corona, de espinas; después de colapsar los servicios sanitarios; después de que no te puedan salvar la vida ni los médicos; después de no ser responsable de ninguna decisión que, ni Dios va a demandarte porque nadie lo representa; después de que se te niegue el derecho a contaminar con tu único argumento, de que lo pagas; después de todo y por todo, ¡alégrate, asómate a la ventana!, respira y mira la claridad con la que los objetos se dibujan en tu retina, contempla la belleza de esta luz nueva, el resultado de este no experimento y agradece todo lo que nos vemos obligados a hacer por ti.