Cuánto tiempo ha pasado
desde que subiste a ese barco
cargando en tu equipaje un futuro, una ilusión,
pero también el dolor de abandonar tus afectos.
Te vas alejando del puerto,
tus ojos recolectan el paisaje de tu pueblo.
Esa mañana dejaste tu Nápoles natal
para navegar un océano tan grande como tu soledad,
ese día levantaste vuelo y partiste guardándote los recuerdos.
América te esperaba con un futuro mejor,
sin guerra, sin hambre, sin miedos
y amigos que aguardaban en esta Nación.
Inmigrante te llamaron,
gringo, tano, italiano
son tu sello por el camino transitado.
Argentina fue tu lugar para construir tus proyectos, aquí conociste,
la paz, el amor y el mate que ahora es parte de vos.
Esta tierra te dio la posibilidad de volver a pisar tu tierra natal
y regresar con el alma colmada de emociones,
de sentir en tu piel el olor de allá,
de traer en tus ojos tus montañas, tus amigos, tu patria.
Y seguiste trabajando y como habías prometido
volviste una y otra vez a pisar tu Campania.
Hoy te vez rodeado de todo lo que cosechaste en este tiempo,
si miras a tu alrededor te veras rodeado de amor, hijas,
nietos, amigos, conocidos,
te veras colmado de “tu dialecto napolitano”
de otros tantos como vos
con un acento cada vez mas italiano,
que te hace ser como sos.
Cuanto tiempo ha pasado desde
que agitaste tus sueños
para pisar tierra nueva
donde cumplir tus anhelos.
Si volves la vista atrás me veras pequeña y escuchando una calzoneta de tus labios,
te veras contándome sobre tu pueblo, tu infancia,
el pan con mermelada en el jardín,
las travesuras y los llantos.
Papa, me verás espiando en tus recuerdos añorados e intentando llegar a tus calles,
aunque sea en un sueño,
pero siempre de tu mano.
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