Ese río plateado que viene danzando hacia mí desde el horizonte oscuro, me trae tus recuerdos. Dolorosos a veces, no siempre. Entonces contemplábamos juntos sobre la arena esas noches azul oscuro claveteadas de estrellas, que con sus leves centelleos incitaban nuestro amor. Ahora me llenan de melancolía. No sabes cuánto sufro tu ausencia. Apenas consigo mitigar el dolor viniendo a esta orilla, donde ahora revivo la gloria de tus besos, pero cuando cesa la ensoñación, el desconsuelo me hunde. ¿Cuántos sueños tardarás en volver?… A veces la desesperación me colma de negras visiones, y por mis sueños desfilan pavorosos fantasmas. ¿Qué te hizo huir?… ¿Qué vanas quimeras persigues?… Si lo tienes todo: juventud, belleza, salud, ilusión, futuro… Eres la dicha que nunca antes alcancé, luz de mis días, sosiego de mis vigilias. ¿Acaso te defraudé en algo, hice o dije algo que te ofendió?… Tal vez no sabía que me estabas pidiendo sin palabras algo que yo no podía darte. Me devolviste la fuerza de mis mejores años, pero la he vuelto a perder. Tu pasión me hizo olvidar mis fracasos, mis pecados y frustraciones, devolviéndome el gusto por la vida de mi mocedad, y quizá no he podido corresponder a tan inmerecidos regalos. Ya mi juventud se fue sin que me diera cuenta, y ahora sospecho que ocurrió hace tiempo. ¿Qué paisajes nuevos fuiste a conocer, qué otras experiencias probar?… ¿Ya me olvidaste, fue solo algo pasajero?… Quiero, necesito creer que volverás, pero la duda me escuece… ¿Has conocido un nuevo amor?… ¿Otras románticas palabras te han seducido?… Házmelo saber, escríbeme una nota, y si eres feliz, me conformaré. Esta soledad, este abandono… es insoportable.
Me he enterado que fuiste a Marruecos, y poco después te vieron morir de sobredosis. ¡Qué dolor!… ¿Cómo es posible que te hayas autodestruido, tan niña, tan vital, tan…?
No puedo escribir, ni vivir. Dejo esta queja por perder tanta felicidad después de haberla conocido. Mundo cruel… Adiós.
Esta carta, bajo un puñado de conchas, a salvo del viento, fue encontrada en la playa por un pescador junto al cadáver del infortunado amante.
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