La señal del arco iris

Mirá lo que les pasó a esos chinos por comer tan raro (la verdad que la sopa de murciélago no es muy común). Ahora parece que el coronavirus sigue por Japón. Y bueno, total vivimos lejos, felices en nuestra ajetreada vida. Uy, ahora está en Europa pero para qué preocuparnos si estamos acá en el fin del mundo. Los europeos siempre viven con problemas. Me entero que llegó a Estados Unidos. Ellos se meten con todos y les tenía que tocar algo. ¡No puede ser!, ya está entre nosotros. Pero ¿cómo no me dijeron que se propagaba tan rápido? Ya es tarde. La muerte asoma disfrazada de pandemia.¿Por qué? Porque el egoísmo de algunos perjudica a miles en este caso. Porque se ve el fracaso en la educación de valores: la ausencia de la empatía (ponerse en el lugar del otro) y de solidaridad responsable (los cristianos decimos amor al prójimo). Y mientras teníamos en Argentina una cuarentena voluntaria, y muchos nos quedamos en nuestros hogares, veíamos por televisión como cientos de turistas de Buenos Aires se iban de vacaciones a la Costa. En una actitud tan despreciable que nuestro presidente dictó una cuarentena obligatoria. ¡Qué triste que sólo el temor a las penas por quebrantar la ley sea lo que los lleva a ser «ciudadanos responsables»!. ¡Algo hicimos mal si en un país lloran cientos de muertos por día y en otro se van de vacaciones! Lo tomo como una oportunidad de volver a empezar. Me llena de emoción ver a los italianos cantando en sus balcones, a los niños con carteles con sus nombres y dibujado un arco iris. Ahí está la señal. Esa que Dios le dio a Noe cuando terminó el diluvio para asegurarle que NUNCA MAS sucedería algo así de terrible. Y Noé y su familia confiaron. Y salió por primera vez el arco iris. Confiemos nosotros también que podemos salvarnos en la fe de ver una nueva humanidad, más empática, más solidaria, como decimos los cristianos, con más amor al prójimo. Y Dios nos regale un nuevo ARCO IRIS.