Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón si usted le administrase una dosis adecuada de benzodiazepinas, doctor.¿Sabe que mi padre nunca pudo regresar a Cuba? ¿Comprende lo que significa echar de menos la arena caliente bajo tus pies, escuchar de lejos un guaguacó invitándote a resucitar tus huesos bailando o los mojitos brindando sueños que nunca se cumplirán? Pues mientras mi padre se muere deseando reencarnarse en una baldosa de La Habana, usted alarga su espera en una terminal vacía, sin música y con un dolor innecesario. Súbalo a ese avión. Por Cuba.
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