Me levanto y me acuesto observándote, hay días que no me doy cuenta, otros se me escapan unas lágrimas del lugar donde tengo escondida mi tristeza, y algunas mañanas me seco las gotas al despertar debido a que soñé contigo.

Tengo que admitir que aunque sea mínimamente, el volver a «verte» aunque sea en unos de mis sueños irreales, me reconforta; El hecho de tenerte conmigo de nuevo me alegra, aunque sean solo unos segundos creados por mi melancólico subconsciente.

Otra realidad que tengo que decir y muy dolorosa, es que ha pasado un año desde tú despedida ineludible y tengo la sensación de que todo esto ha sucedido ayer. Puede que sea poco tiempo o no, pero mis avances tras tu pérdida son míseros. Es inevitable no echarte de menos.

Mucha gente no lo comprende, «es una mascota compras otra y listo». No hay cosa que más me enfade que escuchar tales memeces. NO es una «simple mascota» es parte de MI FAMILIA, es mi «pequeñina», mi «peluchin viviente» me daba vida y fuerza en los momentos más difíciles; ahora ya no está ¿Entiendes?

De vez en cuando me quedo parado mirando una foto que imprimí tuya en mi habitación, la debí de hacer con 13-14 años. Está pegada encima de un cuadro con esparadrapo y llena de lamparones, siempre he sido un desastre; cuando la observo detalladamente me entran unas ganas enormes de abrazarte, pero rápidamente caigo en la cruda realidad de que ya no puedo hacerlo. Escribo esto mientras la miro y entre lágrimas, me es imposible no pensar en lo mucho que te extraño.

Te quiero mi Luni, te prometo que jamás te olvidaré.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS