Yo sólo quería ser normal, encajar en la sociedad, un lugar al que ir cada día a escapar de los pensamientos, un jefe que sirviera de chivo expiatorio para mis frustraciones y un marido con el que compartir sofá además de otras cosas.

¿ Éra eso mucho pedir ?, coger el metro a diario y poder quejarme cuando el gobierno subiera los precios, contar los días de la semana y llevar reloj.

Yo no pude con todo eso, y tuve que marchar.

Ya son dos años los que llevo planeando mi viaje a la rutina.

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