Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro: “Es el final”. Quise mirarla por última vez, era mi gran amor, reviví aquellos años: la felicidad y el infierno en la misma moneda, la búsqueda constante para satisfacer oscuras necesidades y el adiós definitivo. La vida nos ha regalado un último encuentro para acabar aquí, en el destartalado Peugeot de entonces, abandonado frente a este muro que va a engullirnos. Pero, ¡Qué va! Pasamos limpiamente y aparecemos en un lugar más bello y armonioso. Lo que me extraña es ver aquí a mis padres: llevan tantos años muertos…
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