«Lástima que no haya billetes para maniquíes, porque con este tío se forraban…»- comentaba el viejo revisor al nuevo. Alma roquera se subió hace años en el famoso convoy de la Movida que unió Madrid con Vigo y patrocinaba orgulloso el consistorio madrileño. ¡De ese tren se han bajado ya tantos! Pero él sigue ahí, enamorado de la moda juvenil, de las chicas, de los chicos, de los maniquíes, que son los únicos que todavía le acompañan en su viaje eterno, de tren en tren, con la pura pretensión de inmortalizar la Movida y quizás también su propia esencia.
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