Lástima que no haya billetes para maniquíes, vino a decir un gaditano, afincado en Miami, allá por los años 90, que suspiraba por ti al otro lado del escaparate. Esas cuatro paredes, tan vacías como tu mirada de cristal, no viajaron conmigo a esta parte del país, ni sus prendas, ni sus clientas, tan solo su esencia lo hizo. Solo tú formas parte del recuerdo de una vida anterior.
OPINIONES Y COMENTARIOS