CUAL LAPA A LA ROCA

Y se fue para no volver. Una larga tarde de verano, acariciaba la idea de vivir junto a ella, o ella junto a mi, como mi padre y mi otro hermano, habían dejado establecido en las dos casas, ya que llegaría el día que dolería su soledad; cada otoño, cuando daba por finalizada la recolección de la aceituna; se me iban a SEVILLA a pasar el invierno. Más sin faltar un domingo en la Hacienda ¡aquí mucho mejor! Con los varones jugando…

Todo lo que se desea parece cumplirse. Porque me llamaron.
Ya era otoño y cada vez que mi hermano se ponía enfermo, el colegio requería mi presencia.

Él no se sentía bien en los hospitales y lo resolví todo lo más rápido que pude. El diagnóstico podría haber sido un comienzo de igual afección, de la causa del fallecimiento de mi otro hermano.

Me lo traje. ¡Claro que me lo traje… ! del todo y para siempre, año 2.007; y mi madre llamaba, vamos a ir niña, vamos a ir a ver al niño, este sábado, ¡no puedo mamá!

No le había dicho que “el niño” estaba conmigo. Y no pudo transcurrir más que una semana más.

No mamá, el niño ya no va más al colegio. Además he renunciado a su plaza. Mi hermano de mi alma va a volver a vivir aquí con nosotras y tú te vas a venir a vivir conmigo. Y esto es así y ya no hay marcha atrás. Lo comprendo hija ¡que bien! Tenía que llegar.

Yo me sentía satisfecha y mi hermano muy contento. En nuestro campo, mirando los árboles y las flores.

Esto es un paraíso. ¡Y como se vive aquí! Oyendo a los pajaritos cantar…

Todo es bello, igual otoño que Primavera. Y tu lo salvaste. En las malas épocas, cuando los agricultores desesperan. Con mucho talento. Como toda tú. Que siempre rebosabas de sentido común.

Dolía, claro que dolía, no era fácil la decisión.

Más a veces hay que seguir los dictados del corazón.

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Y te quise tanto y lo quise tanto. Hubiera preferido morir yo antes que vosotros dos.

Pero el orden… y tu eras todo

“un orden” no quiso que fuera así.

Los planes debieron estar predestinados.

Y tu los quieres, como yo, también,

¡a mis hijos!

Añadías: ¡Llena de celo!

Cual leona, tu deseo era extender también tu manto sobre ellos.

Apasionada al máximo, por tu gente y por sus cosas.

Sin embargo cuando el dolor embarga – a pesar de intentar convertirlo todo en natural- el inevitable duelo lo trastoca todo, sin medida.

La trágica pérdida de su primer nieto y de su primer hijo, habían dejado profunda huella, palpable ejemplo de su gran fortaleza, lo tuvieron a los 25 años, los dos eran iguales de edad- maravillosa fuera la dedicación a su hijo Síndrome DWON- que nació en una época no admitidos en los colegios.

Solo estuvo pocos años, ya de adulto -estos centros eran de discapacitados de muy diversa índole-. “Colegio” le decíamos por levantar la ilusión que no pudo tener.

¡Y… mi mar bonito! Me exclamaba lleno de gozo.

Más disfrutó en esas aguas, en sus baños de mar intensos y placenteros. Como volando entre sus olas entusiasmado.

Nos dio su cariño. En su limitada vida; 62 años, suele ser el máximo en ellos, que tanto entienden de cariño como de buenas vibraciones. De lo contrario también.

“Después de una intervención” por casualidad, un oftalmologo amigo me hizo el comentario: murieron los padres de un chico como tu hermano y su hermano se dio cuenta de su dificultad en la visión -ellos no lo manifiestan- y ha resultado un éxito.

Lo observé, con detenimiento, antes le gustaban las películas del oeste, y el flamenco, el diagnóstico: cataratas, miopía y extrabismo, y todo en una magnifica intervención, conmigo dentro y anestesia general. Estaba claro su hermana tendida con él todo aceptado.

Después de casi un año de rehabilitación – lo lleve a un balneario, le gustaba tanto el agua como a mi- se consiguió muy buena recuperación. Pero se había quedado cojo. Por una caída traumática. Una mujer de cocina del Centro, que había perdido un hijo, como yo, me llevo aparte y me explico como fue. Sin saber como, casi siempre, se saben las cosas.

Mi padre, con un amor inmenso le decía: hijo mío eres mi vida. Compartió la atención a su hijo que tanto amó.

Ellos fueron mi vida también. Y todos los domingos estábamos juntos ya que ella no perdonaba, era centro de nuestra unión. ¡Como crea hogar una madre, alrededor de una buena comida! Ya con toda su gracia nos anunciaba el “guisito” que nos haría.

Solo quedo yo de ti,

Sola me quedo yo sin tí

navegué por tus aguas de colores,

eras como guía hasta la tarde

cuando se muestra el crepúsculo,

y aún se perciben los tenues olores de las flores

y la noche negra se ilumina en plata,

bajo la luna clara de tu vida.

Incienso eres a mi candela,

En lavanda y azahar convertiré tu ida

y en primavera resurja,

para seguirte ahí donde te vayas,

aunque a tientas y a oscuras renqueando más viva deba permanecer,

para aprender de todo y de todos.

POR TI, oh madre,

Ya brotan solas las lágrimas,

y creo que son de consuelo.

¡No verla sufrir anclada,

sobre su fino esqueleto!

Se reía de su sombra

y de lo que no era bueno.

Profundo sea su vuelo,

ya suba paloma etérea,

llena de paz a su cielo.

Era una rosa encendida

y sus pétalos mi anhelo,

así quiero recordarla.

ese será mi recuerdo.

Ya eres lirio y rosa temprana

y cubrirás mi desvelo.

Ahora ¡mi vida!

que tú cariño, queda intacto, marchitará en mi la pena

que me sangra;

Y después que llore el alma,

sea cual manantial,

que riegue el curso inevitable…
y a mis vidas.

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