Nunca es un día tranquilo cuando se trabaja en la agencia de investigación de delitos. Y esta mañana tampoco ha de ser la excepción. Temprano y cumpliendo una rutina matutina que siempre ha de despertar la mente, En mi mano derecha un vaso con café y en la izquierda un portafolios con viejos expedientes que aun no se han concluido. Ingreso rápidamente al complejo de oficinas donde trabajo, y con sorpresa escucho gritos y llantos que emanan desde el interior,

Cerrando la puerta y sigilosamente entro para no perturbar la ya perturbada atmosfera que se siente en el lugar, me doy paso a mi oficina donde mi deber yace como jefe de unidad de investigación, y en la espera al llamado de mi equipo de trabajo para que se me rinde la información correspondiente y actualizar mi día, por mi cabeza pasan todas las posibles causas de aquel incesante sufrimiento de la mujer que esta en llanto en el recinto.

Pasando a los tramites correspondientes de denuncia ciudadana, se procede a acudir conmigo para solicitar la investigación de su caso ya en puerta, Tantos casos se vuelven cotidianos que casi tienen el mismo causal, que solo se manejan con procedimientos ya establecidos, mas sin embargo y en presencia de tantas anomalías que existen en este mundo, siempre logro sorprenderme con cada caso nuevo que cruza mi puerta, y este caso en particular pudo perturbarme de cierta manera, mientras escuchaba el informe que la aterrada madre detallaba poco a poco sobre el secuestro de su hijo. Un niño de solo 11 años de edad, que con su padrastro se dedicada a el oficio de recolector, dado la situación económica en que se encontraban, difícilmente logre concentrarme, mientras seguía escuchando la angustia con que me contaba los hechos aquella madre.

Sin esperar y solicitando rápidamente en mi equipo de colaboradores la detención pronta del padrastro como principal sospechoso, y el lugar especifico del acontecimiento para mandar al corto tiempo una unidad a investigar el lugar. En ese momento solo pensé en eso y esperaba todo fuera un malentendido, con los niños es difícil predecir su situación, dada la experiencia que tengo de mas de 10 años en esta labor, mi participación en los casos por lo general solo es administrativa, pocos casos representan un reto para mi. Sin embargo este caso tenia algo que me intrigaba, dada la situación de que es un pequeño pueblo con una población muy tranquila y amena, donde los secuestros no es algo que se vería todos los días y menos en el caso de un infante,

No lograba dar crédito a lo que sucedía en esos momentos, seguíamos con pocas pistas y nuestras expectativas bajando, la vida cotidiana recordaba siempre la tarea que se nos había asignado. Donde compraba mi café, donde comía y en todos lugares de acceso publico estaban los afiches de búsqueda de aquel niño perdido, el tiempo se terminaba y la madre no era lucida para dar un testimonio entre lagrimas y sollozando. El padrastro encerrado tenia un testimonio demasiado pobre, solo nos informo que se encontraban en un lugar juntos, el se alejó a buscar unas cosas retiradas y cuando regreso al vehículo ya no se encontraba el menor. Y lo peor aún estaba por venir ya que no podía retener mas tiempo al sospechoso por falta de pruebas y el gobierno estatal enterado de la situación nos solicitaba informes de avance, informes de avance que no teníamos.

Fue sino al pasar de 4 días el informe de un cuerpo encontrado a unos kilómetros del lugar, justamente pasando por un camino empedrado y de poco acceso, nos llamaron para asistir y realizar la investigación correspondiente, salimos lo mas rápido posible con los colaboradores. Siempre que se realizan estos trabajos de campo se va con un nudo en la garganta sin imaginarte que panorama vas a encontrar y realmente al llegar, fue desolador y duro para nosotros encontrar al niño con la misma ropa con la que había desaparecido ya sin señales de vida.

Aunque nuestro instinto nos revelaba que era la persona que habíamos buscado por días, no podíamos dar por hecho que se trataba del niño, sin antes realizar las pruebas correspondientes de ADN, y esperar las causas de muerte del informe forense. Llamamos a la madre y al padrastro para hacer pruebas de sangre y reconocimiento físico, fue de nuevo cuando la paz de la oficina se irrumpía por los gritos de la madre que con el corazón roto y con la posibilidad de que su hijo fuese hallado sin vida se encontraba desesperada, con angustia y sin esperanza.

Las causas de la muerte, un golpe corto contundente en el área maxilar inferior, ya con pruebas de causa en las manos y con las muestras de ADN positivas solo nos restaba entablar la platica de liberación de cuerpo para la sepultura, pero mi trabajo aun estaba incompleto, el tiempo se me acababa y no quedando juicios orales, solo el encaramiento con el fiscal y mi informe. Con valor y en una manera desesperada por que mi plan funcionara, les comuniqué; estamos al tanto de la situación y sabemos que ustedes han sido los asesinos del niño, tenemos pruebas y testimonios de personas que los vieron en el lugar de los hechos. El padrastro comenzó a temblar, se miraba confundido, apretaba los puños a la silla y fue tanta su presión que termino por confesar:

— Es verdad, no podemos más, nos encontrábamos viajando en la camioneta, el niño iba en el área de carga, en un imprevisto tuve que frenar la camioneta de forma repentina y el niño cayo y se golpeo en la boca con la parte trasera, nos asustamos, no quisimos ir al hospital para evitar las preguntas y los cargos por irresponsabilidad que me resulten, por eso planeamos esto. Pero desde que ha pasado nos resulta difícil vivir sabiendo que lo abandonamos en ese lugar alejado.

Terminó mi búsqueda, mi carrera y este relato.

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