El País de la Piel de Toro. Eran las diez de la mañana de aquel viernes diez y nueve de julio, no sé cómo pasó, pero perdí un poco el equilibrio bajando los peldaños de la escalera de mármol del lujoso hall de la finca.

Recargando todo el peso de mí cuerpoen la pierna derecha, por suerte no llegue a caer, sino, que puede saltar a otro ancho peldaño, ayudando a mantener el contra peso de la masa muscular corporal de mis noventa y cinco kilos.

Un buen rato me estuve mirando la pierna y tobillo, por si me hubiese hecho daño al trasladar todo el peso en una extremidad y con la caída en seco.

No observe nada, así que seguí con mis labores diarias correspondiente a esas horas de la mañana, el fin de semana vendría después de las veinte y treinta de la tarde noche de este viernes.

El sábado paso rápido dejando una simple molestias. Pero el domingo ya de tarde, aumentaron las molestias en el musculo esquelético de mi pierna derecha.

Atribuyendo al inagotable festín del pasado fin de semana. El lunes día veintidós al sonar el despertador a las siete y diez, y al levantarme apoyándome en mis dos pies y fijándonos en el suelo entarimado de la habitación.

Mi extremidad derecha me fallo como consecuencia de un fuerte dolor del gemelo, al palpar con la mano, note por encima del nervuda piel, sobresalía de mi molla y abultando la epidermis, como si se hubiese metido un gusano de unos cinco centímetros.

Aumentando de tamaño una pequeña vena, con una hinchazón y dolorosa en círculo color rojizo morado. Con el dedo índice baje por mi gemelo y al rozar la piel afectada con el dedo, me atormentaba el dolor agudo.

Lo achaque al desgarro muscular producido ese día diecinueve, por el tropiezo tonto del viernes, como pude me levanté del asiento de la cama, y a cojas, me fui al botiquín de la habitación contigua, buscando una crema que en su día, me la recetaron para el dolor producido por una tendinitis del hombro.

Aplicando el bálsamo en la zona dolorosa y extendiéndola masajeando el musculo afectado con la mano llena de pringue, se fijó la pócima sobre la piel, llegando minutos después aliviarme del calvario doloroso.

Me fui a trabajar después de mi jornada laboral del llegue a casa a las veintiuna, volviendo hacer el mismo ritual de la mañana con la crema y masaje.

El marte al levantarme y aplicar otra vez la pomada, observe, que el hinchazón se encontraba más morado y dolía mucho más y más desarrollado el bulto. Baje al ambulatorio, eran las siete y cuarenta cinco, la puerta se encontraba todavía cerrada.

Pregunte a otros pacientes que se encontraban en los alrededores del edificio sanitario, no supieron decirme a qué hora abrían, en ese momento visualice por la calle, subía calzada arriba el autobús, que me llevaría a mi destino, cuando llegue a mi puesto de trabajo, ese día del Carmen dieciséis de julio de dos mil diecinueve, a las ocho menos cincuenta y ocho, cogí el celular marque el número, de cita previa de mi médico de cabecera, dándome la operadora cita con el facultativo para el día veintitrés de julio a la dieseis y cuarto.

Mientras tanto todas las mañanas y noches me daba mis friegas de crema en la zona afectada. Hasta hoy día veintitrés de julio, en la hora acordada baje al ambulatorio, me pase por la recepción para preguntar la sala y la hora citada, pues no me fio de la cita telefónica.

Después que me dieron la información, subí a la segunda planta del edificio, busque la sala y no espere mucho tiempo, delante de mí iba otro caballero me senté, en los bancos de la sala de espera a que me llamaran el doctor.

A las quince y cincuenta, entre por la puerta de la sala de mi médico de cabecera, el facultativo muy amablemente y con una excelente educación y preparación por su juventud.

Me pregunto en que me podía ayudar, le explique los síntomas que estaba causando el dolor, desde una semana. Extrañado él, me preguntó el por qué no vine ante, respondiendole que me dieron cita para hoy, desde que llame hace una semana.

Objetando que la próxima vez, viniera con urgencia en la admisión al paciente, que estaban teniendo problemas con las citas telefónicamente, insinuando que él, se encontraban al corriente del retraso y estaban intentando arreglar la demora.

Pregunte que me ocurrió, no antes de subirme el pantalón hasta más arriba de la rodilla y reconociendo lo avalado por mí y casi seguro que lo certificada, los síntomas no eran un desgarro muscular, sino una fibromialgia, que me podía haberme llevado a un trombo o pequeño infarto en la extremidad afectada.

Me asusto y le pregunte ¿el cómo se me pudo producir?, argumentando que pudo haber sido una infección interna, la que pudo producir la inoculación de la vena.

Le di el prospecto de la crema de la que me estaba refiriendo, lo estudio, diciendo que era para cualquier tipo de dolor, pero para esta infestación, esta pomada no me curo la contaminación, como vino se fue dejando una pequeña roseta en la zona afectada, que según pasaba los días disminuye, hasta llegar a desaparecer.

Ya en casa, como todavía me duele no mucho, puedo aguantar el pequeño dolor, yo seguiré masajeando con esta loción, por lo menos hasta que se me quite el dolor de la fibromialgia esa.

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