Disculpen, Pero me queda poco tiempo. Mi pasado me remuerde, me agobia y me roba las fuerzas de respirar.
El maldito cáncer hace que de apoco se apague mi alma. De niño, mis abuelos, los que me han criado, juraron en un ritual, junto a una estatua de origen «toba», el siempre encontrar el camino a casa. Nos trasladamos a la Patagonia Argentina. La vida en el campo patagónico me dió alas, como las águilas, para volar por los cielos azules. La liberta de cabalgar las montañas, y sentir la tierra hablar . pero un dia, de mañana, preparando la leña, mi vista se nubló.
Recuerdo haber despertado, en la choza del «toba» padre . Un anciano sabio, al que recurrimos en noches de rituales sagrados bajo la luna llena. tomé mis ropas y decidí salir a ver a mis abuelos, pero no llegue a tiempo.
mi abuelo había fallecido, la vejez lo había alcanzado. Corrí hasta el lugar de su muerte, Sentía un olor a miedo que perforaba mi piel.A lo lejos los tambores se dejaban oír,con una melodía suave, al poco tiempo de su fallecimiento la tristeza venció a mi abuela . lavaba sus prendas en el río, y solloza se tiró al agua, buscando una muerte dulce,me dejó luchando solo. Mi vida, no tenia sentido.
Una mañana muy fría tomé, mi poncho, mi ropa y salí decidido a cambiarlo todo. Recorrí kilómetros, el hombre había transformado el paisaje en comercio . Llegué a la ciudad de Buenos Aires,decidido a conseguir comida. Recorrí calles había mucha gente. Se me hacía difícil cruzar las calles, no entendía los semáforos, en ese entonces eran luces para mí. A los meses de estar en Buenos Aires, sentí tan fuerte un dolor en mi pecho que me desplome en el suelo asfáltico, Me faltaba el aire.
Me trajeron aquí, me dijeron que el cáncer ah pasado a face Cuatro …. ¡Impresionante lo que me cuentas! decía el hombre de la cama con la sábanas azules .su nombre era Angel. ¿Sabes Angel…? Todavía recuerdo ese aroma a tierra. cierro los ojos y escucho los tambores, escucho las águilas trinar en el cielo azul ,a los caballos correr relinchando libertad. Mi compañero , me ha sugerido irnos a mi pueblo, a buscar lo que alguna vez dejé. Acepté después de pensarlo varios minutos. Finalmente decidí salir del hospital, el oncólogo me dijo que era mi decisión, me médico y me deseó suerte . Dentro de mi sabía que iba a morir, me quedaban pocos días de vida , no había nada que pueda curarme. Puse mi poncho en mis hombros, luego de haber estado en el ropero de aquel pálido hospital. Mis pies temblaban. Angel aviso a su familia que saldría de la ciudad pero no le creyeron, ya que sufría de alzaimer inicial. Todavía recordaba nuestras charlas de madrugada y mi nombre,de hecho me llamo jaluk. Montamos una motocicleta que mi compañero de cama tenía, jamas habia subido a una . El decidió manejo por horas, sentír el aroma de la libertad y volver a ver las águilas, las aves volar, me hacían rejuvenecer el corazón. Me confortaba el alma, le decía, que por las noches lloro bajo mis sábanas y hablo con mis abuelos deseando volverlos a ver . Estoy triste, por qué la vida no me permitió tener hijos, tener una esposa, y morir de viejo. Pero este es mi destino, los días están contados, mis lamentos se acabaron. !Cuando llegue a la Patagonia moriré con mi gente! mi querido Ángel . Al pasar de las horas llegamos ah la Patagonia , camine kilómetros adentro y mi aldea, mi casa la que una vez dejé por miedo a enfrentar mi realidad no estaba. Mi choza, Mi aldea fueron obligados a trasladarse a casas de material, muchos desaparecieron con la simple idea de no ser dominados, por la raza superior . Me instale en las montañas,Ángel decidió quedarse en una vivienda con su motocicleta. Escalé con mis pocas fuerzas lo más alto que pude , me resigne a dejar mi vida tan cerca del cielo como pueda. Me acomode junto a una roca, Pienso y pienso, que con todas mis fuerzas quise estar bien, en que peleé contra el maldito cáncer y sin embargo elegí la batalla final, entre los cerros cerca del cielo . Tengo miedo miedo de mi verdad, están desvareando mis ideas, mi forma de ver el mundo, mis ojos se nublan. Al atardecer entoné los himnos sagrados. Al llegar la noche saqué una daga de mis prendas, y me quité la vida . No iva a permitir que el maldito cáncer me haga sufrir, mi vista se nublaba, mientras mi cuerpo caía en cámara lenta, sentí la última briza del viento en mi rostro. Cerré mis ojos hasta no ver nada, no me esforcé por respirar y escuché a lo lejos en mi interior los tambores, anunciando mi partida . Quizás no fue la vida que quise, no tuve familia, no tuve un amor, no tuve hijos. El cáncer , cancer de pulmón, agobio mi vida hasta el último minuto de esta maldita historia, que deja mi boca seca y mis ojos triste. Escribiendo atravez de una carta, la historia de mi vida . Ah quien le llegue , que sepa que la vida se vive intensamente y un día a la vez . Que el cáncer se pelea, hasta el final . Y que no existe el miedo a morir existe el miedo a no vivir como hayas querido. Fuí un «indio toba» y aun así, estando lejos de mis tierras volvi para morir en paz. Esta carta fue encontrada
en el cerro los tres picos
se cree que sucedió en la decada de los 90, Leía el hombre de las sábanas azules, en un diario que el hospital le dejaba leer . y en voz baja repetia, se me hace familar la historia ,se me hace familiar la historia . en fin .. ¡¡enfermera donde estoy!!!
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