Prólogo: La estilista de las Estrellas Oscuras
De pequeña, Regina Walls tuvo una idea mientras jugaba con sus muñecas, no fue nada especialmente extravagante, así como las niñas que jugaban con bebés de juguete y pequeñas cocinas a menudo fantaseaban con convertirse en amas de casa, mientras ella peinaba a sus muñecas soñó con la idea de convertirse en una profesional de “peinar personas”.
Pero no sería una común y corriente, ella peinaría y arreglaría el cabello de las famosas celebridades, como aquellas que veía en televisión.
Los sueños infantiles la mayor parte del tiempo se quedaban en solo eso, como las ambiciones de un niño, pero Regina fue diferente, de verdad se esforzó en su meta.
Ahora con 22 años de edad, aquel sueño se había cumplido, solo que en una dirección “ligeramente” diferente…,
– He terminado –
– Mmm, como siempre, eres una salvavidas Regina, pensar que puedo neutralizar a un comando de hombres armados pero soy incapaz de arreglar mi propio cabello… ¿No crees que eso es muy triste? jajaja –
– Bueno, para ser honesta yo tampoco me encargo de arreglar mi propio cabello –
El lugar era muy pequeño, se trataba de una bodega de renta, Regina había visto a menudo en películas y series que este era el tipo de lugar en el que la policía suele encontrar desde armas y drogas hasta cuerpos congelados, también, sabía que era el tipo de lugar donde la gente podría guardar sus más oscuros secretos.
Pero esta vez, solo por este día, la pequeña bodega se convirtió en un salón de belleza,
– Ahora me siento con un poco más de confianza, es probable que a fin de cuentas mi cabello quede arruinado, pero no importa, aun siendo una “guardaespaldas” sigo siendo mujer, así que un poco de vanidad no está de más –
Mientras Regina le quitaba la capa de peluquería, la clienta que era una mujer que parecía estar en sus treintas, continuó hablando de manera alegre,
– Hasta antes de conocerte, solía usar solo una liga para sujetar mi cabello, y la vez que usé fijador resultó en un verdadero desastre, gracias a un idiota mi cabeza se incendió, eso me enojó tanto que terminé torturando al pobre innecesariamente hasta que rogó para que lo matara, ahora que lo pienso no fue un día tan malo ya que obtuve buenas ganancias, jaja –
– La mayoría de los fijadores comerciales contienen alcohol, así que yo uso fijadores especiales sin alcohol, son buenos para evitar el daño al cabello, y supongo que también para prevenir incidentes de esa clase –
La clienta se levantó de la silla, estaba vestida con un elegante traje-sastre color negro, su cabello castaño recién arreglado era deslumbrante y el maquillaje en su rostro era bastante discreto, su completa imagen daba la impresión igual a la de una mujer de negocios.
Regina tomó una gabardina de un perchero y le ayudó a ponérsela, entonces la mujer sacó una cajetilla de cigarros, tomó uno y lo siguiente que hizo pudo tomar por sorpresa a cualquiera, pero no a Regina, la clienta que podía pasar perfectamente como una mujer de negocios sopló ligeramente sobre la palma de su mano derecha e inmediatamente una flama pequeña como la de un encendedor apareció, la cual usó para prender su cigarrillo,
– Me pregunto si yo también podría aprender a hacer “Dragon Breaths”-, con una expresión pensativa Regina miró su mano como si quisiera intentar hacer lo que su clienta hizo, – así ya no necesitaría perder tiempo buscando cerillas –
– Imposible, eres muy honesta y linda para hacerlo, tú serías más una persona de “Aqua Fancy”-, exhalando el humo de sus pulmones, aquella clienta levantó la mano en la que tenía la flama, entonces, como si hubieran derramado gasolina, la flama creció hasta convertir la mano de la mujer en una antorcha, luego de unos dos segundos ella cerró su puño y con un sonido de fogonazo el fuego se extinguió, -además… ¿No crees que tener un encendedor a la mano sería más sencillo? –
Ante tan práctico (y bastante irónico) consejo, Regina solo arrojó una amable sonrisa, aunque en su mente se quejó con algo como “si dicen eso, entonces porque demonios no aplican ese consejo ustedes mismos y dejan de presumir”, por lo general, la mayoría de sus clientes fumaban, y por lo general siempre usaban ese “truco” para encender sus cigarrillos, y más frustrante, siempre todos le respondían de manera similar cuando ella les hacía ese totalmente intencionado y practicado comentario.
Regina esperaba que en algún momento alguien le dijera “está bien solo tienes que hacer esto y esto más, etc.”, pero nadie le dio ninguna pista o ayuda, a pesar de que actuaban como si “soplar fuego” no fuera nada especial y algo que cualquiera puede hacer con un rato práctica,
– Bueno bueno, será mejor que me vaya antes de que una catástrofe imprevista hunda a este frágil país –
– Me has platicado que eres guardaespaldas de un político, así que supongo que debe ser muy importante tu trabajo –
– En realidad, lo correcto sería decir que soy guardaespaldas de los guardaespaldas, ya sea que estén en riesgo o planeen cosas estúpidas por su cuenta es mi deber actuar –
– ¿Y está bien que me cuentes eso?, suena como algo de alto secreto –
– No es nada no es nada, pero supongo que contarte que los guardaespaldas a los que vigilo son los del presidente de los Estados Unidos de América si sería problemático jajajajaja –
La mujer rió infantil y tontamente, pero la expresión de Regina parecía pedir que mañana hubiera un nuevo día, no dudaba ni una pizca en la veracidad de las palabras de aquella clienta suya, pero de lo que sí dudó fue de su capacidad para cuidar de una de las personas más importantes del mundo, o de guardar secretos,
– Transferiré tus honorarios a tu cuenta, nos vemos –
– Que tengas un buen día –
De niña, Regina Walls tuvo un sueño, arreglar el cabello de famosas celebridades. Podría tener las famosas “charlas de salón” con bellas actrices que le contarían sobre sus cotilleos y romances, podría entablar amistad con guapos actores y ser su confidente, y tal vez ser el objetivo de seducción de alguno, pero en algún momento, en lugar de delicadas mujeres, sus clientas fueron personas peligrosas, en lugar de hombres encantadores, sus clientes fueron líderes de organizaciones que no existían a la luz del día, en lugar de pláticas relajadas y sin sentido, las conversaciones eran del tipo que harían colapsar a los medios de comunicación.
Regina sabía muy bien que había vislumbrado un mundo desconocido y misterioso del que nadie debería saber.
Regina también sabía que a pesar de que llegó a las puertas de ese mundo, no formaba parte de él, ella solo era una simple estilista después de todo.
Pero Regina no tenía miedo, aún con todas las cosas “fantásticas” que sus clientes podían hacer, nunca se sintió intimidada, por el contrario, se sentía maravillada.
Y al final, aún si podían crear fuego con sus alientos o si gobernaban el destino de millones de personas desde las sombras, todos seguían siendo en lo más básico, “simples personas”.
Y en algún momento, Regina Walls grabó en su corazón lo que se convirtió en el eslogan de su empresa, no importa quién sea:
–Todo mundo necesita un corte –
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