La madera azul turquesa desgastada, con un sin fin de sombras danzando en ella. El sol cálido calienta mi espalda, casi quemandola, pareciendo un día de verano cercano a la playa.
Noviembre está desorientado.
El dolor por las adversidades, la soledad y no tenerte a mi lado, lo quema el sol casi recomfortandolo.
Abrazando mi energía , mi alma, bienvenido calor que no estaba, que llega y evapora las lágrimas.
No tengo dirección, rumbo ni hora. Nadie me espera en la casa.
¿Existe más libertad que la que siento ahora?
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