Conmigo han viajado más de los que me gustaría pensar. Prefiero a los que aceptan entrar en mi tripulación sin ningún reparo, aunque también he tenido que llevarme varios a la fuerza y a otros que simplemente no lo merecían… no aún. Quiéranlo o no, yo soy su capitán, y tarde o temprano navegarán bajo mi tutela, con una calavera como bandera. Y cuando estén a mi lado más les vale no tener cuentas pendientes con la vida, pues una vez adentro de mi barco no podrán abandonarlo.

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