El bosque. Todo oscuro. Lleno de vida nocturna. Las hojas se mecian al son del viento nocturno. Los sonidos de los insectos se dispersaban. El eco del ulular de los búhos llenaba todo. Paso tras paso. Parada tras parada. Llegué a donde nunca pensé que iba a lograr estar. Sentía una paz interior como nunca antes. Tranquilidad. Euforia. Bienestar. Físico y mental. Una miscelania de emociones que no tenían fin. O eso parecía. Pero todo es por algo. He vivido bien, me han cuidado bien. Demasiado bien. Esas caricias. Esos besos. Esos masajes. Esos baños. Era estar en una nube constante. Nunca pensé en este viaje. Pero todo llega y si no conoces la fecha vives mejor…….
Estas frases breves rondaban la cabeza de Jack, revoloteaban como unos pájaros sedientos de agua alrededor de un gran lago, Jack, grande, largo y peludo, era todo músculo y cerebro dentro de las posibilidades que tenía, tan sólo unas horas antes estaba como siempre, tirado en el césped de su casa, viendo pasar los coches de aquí para allá y a los niños juguetear con sus mascotas enfrente de él mismo. Aguardaba la llegada de los suyos, los de verdad, Pam Y Tom, que siempre Le habían tratado tan bien, nunca le habían negado una comida, negado un baño, negado una caricia y jamás negado el amor auténtico. Jack era desconfiado, pero ¿acaso cuando recibes palizas diarias y maltratos psicológicos se puede ser confiado? ¿Se puede creer en sentir de verdad? ¿En palpar el amor auténtico? ¿En ser como deberías ser y no como quieren que seas?. Esta claro que sí , pero no sólo depende de los demás sino también de uno mismo. Por la mente de Jack rondaban recuerdos….
Esos días de viajes llenos de comidas llenas de colorines, esos viajes llenos de caricias, llenos de manos por todas partes, esos viajes donde olía a vida, olía a ser, olía a amor puro y duro, esos viajes sintiendo como el viento le surcaba la cara haciéndole remolinos en los pelos, sus mofletes ondeaban al viento cual bandera, pero sobretodo, jamás se iría ni de su cabeza ni de su corazón aquel calor, sí, el calor de verdad, que se siente en Navidad y sobretodo en cualquier lugar con la persona adecuada, ese calor que tranquiliza, frente al frío que asesina, cuando Pam y Tom al alborear se levantaban de la cama como un huracán, se quitaban el sueño con un gran salto de la cama al suelo y se aproximaban escaleras abajo para abrir los regalos de ese ser angelical con barba blanca, ese calor de tarde juntos los tres, tumbado en el salón de la casa, sintiendo el cuerpo de uno y de otro pegado a uno mismo, formando un único ser, ese calor jamás desaparecería de sí mismo. Siempre estaría junto a él y él junto a los suyos.
Ese calor seguía dentro de él a pesar de estar en ese bosque negro y algo frío, nunca pensó que llegaría el momento, pero todo momento llega, solo que hay que saber cómo esperarlo, sin espera pero con conciencia quizá, todo es posible pero nada es cierto hasta que uno mismo pueda llegar a verlo, Jack lo sabía, ahora sabía que no necesitaba nada más, que lo único para realizar ese último viaje no eran ni maletas, ni ropa, ni dinero, simplemente lo único que nos hace humanos aunque parezca que no se es humano, lo que nos hace ser, lo que nos hace saber donde estamos, los recuerdos, la vida son recuerdos y con eso basta para poder realizar el último viaje y el más sencillo pero más terrorífico de todos precisamente porque no sabes a dónde se puede dirigir uno, la incomprensión da miedo, la duda da miedo, la ambigüedad da miedo, la oscuridad da miedo, la ignorancia da miedo, pero todo llega y si eres consciente de ello, estarás preparado, Jack lleno de los mejores recuerdos que su vida le pudo proporcionar, poco a poco y muy lentamente, se fue acurrucando a la vera de un gran pino, lento pero con decisión, sus ojos eran de una intensidad negra cargada de calma, su pelo dejó de estar erizado, se estiró por completo y tras apoyar todas sus patas y su cuerpo contra el árbol, apoyó la cabeza en el suelo lleno de hojas, inspiró fuerte, y soltó su último aliento con la mejor y más tranquilidad posible, «fhhhhhhhhhhhh», se oyó en ese gran bosque oscuro, y sus párpados dieron un adiós a este mundo, un último latido impartió su corazón como cerrando una puerta de un largo camino que ya ha llegado a su fin….
¿Pam?, ¿Dónde demonios has puesto el bote de comida verde de Jack?.
Nolose Tom, creo que lo gastaste la última vez, éste Jack come demasiado, deberíamos hacer algo con él, por cierto, ¿sabes dónde está? Al llegar del trabajo no estaba en la entrada de casa….
Lo último que se escuchaba eran los gritos de preocupación de la pareja de la casa, buscando a su gran amigo y fiel perro Jack, en las callejuelas e inmediaciones del barrio…. Pero Jack no estaba en ninguna parte, pues siempre estaría con ellos, para siempre aunque no pudieran verlo si que podrían sentirlo, siempre estaría allí, para Siempre….
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