Introspección
Muchas veces un pequeño viaje es la introspección al pasado, que quedó justamente en él.
Sucedió un atardecer en el que paseando por los caminos del campo, sin querer estaba en el lugar donde viví, más de treinta años atrás en el que habían acontecido hechos fundamentales de mi vida como el nacimiento de dos de mis hijos, iniciar ahí mi carrera docente, maestra rural, una nueva etapa laboral en lo familiar en vista de este presente, fueron épocas de quimeras y hermosas ilusiones.
Y ahí estaba el pasado que resultaba tan lejano pero tan presente. Me vi joven viviendo en el viejo edificio gastado por los años, ya hoy casi en ruinas, los árboles añosos, sus retoños crecidos, cataratas de recuerdos se amontonaban en mi alma y el corazón, produciendo por momentos angustia, llanto, alegría, tristeza, un sin fín de sensaciones en este viaje inesperado al volver el tiempo atrás.
Cuando subí al auto para regresar mis sentimientos iban del ayer al hoy en comparaciones raras, no podía hablar con mi compañero de ruta, solamente las lágrimas lo hacían por nosotros.
Al llegar a mi casa me prometí dejar la pena, la melancolía, parar recordar siempre que en aquel lugar fui feliz.
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