1
La chimenea oxidada dice otoño
y es plena primavera.
Ese largo cansancio se me duerme en los ojos.
Una ramita verde
asoma sobre el muro
y casi aletea en mi mano.
Ay, quién pudiera enlazar
a esa nube viajera
y posarla quieta
sobre aquel rincón del patio.
2
Como si supiera,
el sol cruzó mi ventana
y trazó el límite exacto
entre la copa de agua y el brillo de la rosa.
Lo que calla la voz duele en el alma,
me dicen y acepto.
Cuatro líneas azules dibujan en el papel
silencio sobre silencio.
3
Esta mañana, gris y desangelada,
nació así, pobrecita.
La soñaba luminosa, radiante,
pero me envuelve triste
mientras Teresa canta:
«Esa musiquita del pueblo, esa musiquita,
Cómo te devuelve a la vida, esa musiquita»
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