37 soles y media luna desde el tercer eclipse de Hemruth.

Acaban de empezar nuestras vacaciones y Madre parece estar impaciente por quitarle el polvo a nuestra aeronave de ocio.

La última vez que cogimos esta aeronave fuimos a pasar unos cuantos soles a Calernion Primero, supuesto mundo de origen de la Civilización A.

¡No recuerdo viaje más aburrido que ese! Sólo me vienen a la mente los tentáculos de Padre señalando un monumento tras otro y dando datos chorras sobre no sé qué momento histórico.

Aunque sí que tengo en la memoria el momento en el que nos habló sobre la nave matriz: «en esta nave llegaron nuestros antepasados» decía Padre, «aquí sobrevivieron numerosas generaciones hasta llegar a este mundo, cuando aún era inhóspito y su conocimiento sobre viajes intergalácticos era escaso. Este era el mundo más cercano y parecido al de nuestra antigua civilización, al de su llamada Tierra.»

Y bla bla bla. ¡Menuda charla menos entretenida para la señorita de tres eclipses de Hemruth y cuatro de Agarz que estoy hecha ya!

En fin, por si no fuera poco, parece ser que en esa llamada “Tierra” volvió a emerger “vida inteligente” y a Padre y a Madre les pareció buena idea volver allí de vacaciones. ¡Tardaremos alrededor de dos soles en llegar hasta allí desde Calernion Tercero! Increíble lo que ha de soportar una con tal de obedecer a sus procreadores.

38 soles y menguante de luna desde el tercer eclipse de Hemruth.

Acaba de comenzar el menguante de luna y Madre ya me ha obligado a cargar el equipaje en la aeronave, ¡con lo que odio madrugar!

A Sócrates, mi estúpido hermano, le han encomendado guardar el resto de esferas de antimateria en el cubículo para carburante. Aparentemente, en el conjunto de planetas al que vamos a ir no existe combustible compatible con los viajes intergalácticos. Menuda panda de paletos que deben de ser esos seres. Si no saben ni obtener antimateria, cómo vamos a provenir de sus genes. No me lo creo. Creo más en las teorías del típico meteorito ancestral que chocó contra Calernion Primero y que traía moléculas orgánicas de cualquier otro sitio. Cualquiera antes que esa mierda de Tierra.

Voy a dejar de escribir porque Padre está ya despidiéndose de nuestros vecinos y Madre va a tardar muy poco en gritarnos a Sócrates y a mí para que acudamos corriendo a la aeronave.

Y yo que creía que igual nos acercábamos esta vez a Calernion Segundo… Ahí sí que se lo montan bien. Siempre con su temperatura estable y sus ganas de vivir la vida como dictan las reglas de la Civilización C.

En fin, tendré que aguantarme. Para el siguiente eclipse de Hemruth ya seré mayor de edad y seré yo quien decida dónde ir.

39 soles y gradiente de luna desde el tercer eclipse de Hemruth.

Hoy me encuentro algo más animada. Ayer fue un día horroroso. Siempre se me revuelve el estómago con el cambio de presiones al salir de nuestra atmósfera. Y cuando dimos el primer salto a través del tejido espacio-temporal, hasta la maldita Vía Láctea, me tuve que ir directa a vomitar la gelatina que comí a escondidas antes de subir a la aeronave.

Sócrates no para de tocarme los genitales contándome historias de miedo acerca de esos “terrícolas”. Dice que hay un millar de historias archivadas sobre aeronaves que se han estrellado allí a lo largo del tiempo y que nunca se ha vuelto a saber de ellas. Dice que estos seres nos encarcelan y experimentan con nosotros. Que están a la espera de que vuelva a caer otra aeronave para seguir experimentando con nuestros cuerpos y luego alimentarse de nuestro cerebro.

¡Aghhh! ¡Es que mi hermano es gilipollas!

Padre ya me ha asegurado que todo eso son fábulas que se contaban cuando eran pequeños. Que no le haga ni caso. ¿Quién en su sano juicio nos encarcelaría para experimentar antes de darnos cobijo e intentar ayudarnos?

Bueno, Madre ya ha preparado nuestros “avatares de piel humana” y con eso sí que es imposible que puedan vernos diferentes a ellos. Y menos con el escaso espectro visible que Padre dice que llegan a ver por el primitivo desarrollo de su nervio óptico.

40 soles y media luna desde el tercer eclipse de Hemruth.

Acabamos de dar el último salto espacio-temporal y ya nos encontramos en lo que Padre llama Sistema Solar.

Estamos situados justo entre el planeta, La Tierra, y su única luna.

Siendo sincera, he de admitir que visto desde esta distancia, La Tierra parece un sitio de lo más tranquilo. No veo que tengan ni una décima parte de la chatarra que orbita nuestro planeta alrededor del suyo. Además, no sé cuántos seres dijo Padre que habitaban este planeta, pero con la cantidad de agua y vegetación que parecen tener, si cuidan bien de su mundo, no tendrán que preocuparse de buscar recursos en otros, como nos está ocurriendo a nosotros.

Madre ya nos ha incorporado el avatar humano. Tener extremidades rígidas como palos es muy poco ventajoso, pero mola el cambio de look.

Padre acaba de preparar el sistema de camuflaje de la aeronave mediante metamateriales con refracción negativa.

Estamos ya cruzando su atmósfera, mucho menos densa que la de Calernion Tercero, y Padre dice que aterrizaremos en un lugar llamado Nuevo México. Que si nos preguntan por la era en la que estamos, digamos que es “el año 1947”. Qué manera más rara de expresar el tiempo.

Mierda. Padre dice que hay problemas y que vamos a tener que hacer un aterrizaje forzoso. Que no nos preocupemos.

¡Por las estrellas! Sabía que teníamos que haber ido a Calernion Segundo o algún otro puto sitio.

Dejo de escribir. Vamos a chocar contra el suelo terrestre de Nuevo México. Espero que todo salga bien.

Por si no salimos de esta, que se sepa lo siguiente: ¡los viajes didácticos no sirven más que para perder el tiempo, si no es la vida!

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