Así es como empieza todo, esforzándote más que la vez anterior. Y ésta, es la tuya, nadie te dice cómo, nadie te dice cuándo. Sólo sabes que ya no quieres ir más hacia atrás. Sólo miras hacia delante, sabiendo que, para tu mente, es mucho más sano, después de todo lo que la has maltratado…. con preguntas, victorias, consuelos y altibajos. No dejes que el tiempo pase en vano. Aprovecha, vive y siente, eso nadie podrá quitártelo. Nunca. Lo vivido pertenece al corazón acelerado de emoción, da igual si es cuestionable o digno de ejemplo. Ya es tuyo. Lo atrapaste, y ahora toca vivir de ello. Recordar tiempos buenos y mejores es crucial, porque ¿cómo podríamos apreciar la estabilidad si no vimos nuestra vida tambalearse? ¿cómo podemos correr si no aprendimos antes a andar? Esas pequeñas glorias nos forman, nos moldean, y nos hacen recordar que todos tenemos nuestro sitio entre todos. Nadie es más que yo, no soy menos que nadie. Alguien me dijo una vez que no salimos vivos de aquí, que lo bueno pesa más, y sólo por esta vez, es un peso más fácil de transportar para tu corazón.

Nos empeñamos en lo lindo, en lo mágico, en lo universal, y dejamos de lado lo misterioso, lo trágico, las demandas, pero cuando algo viene para instalarse, nos guste o no se queda, y tu futuro dependerá de cómo aprendiste a vivir tus días previos, ya que una persona que no sabe encarar los problemas, no debe resultarle fácil estar lidiando con ellos.

Nadie te enseña completamente, pero se aprende, y eso ya no es excusa para no enfrentar temores y desgana. Discúlpate contigo mismo si lo necesitas, pues debes actuar según las circunstancias del momento, aunque el resto no las entienda. Al fin y al cabo, sólo cada corazón conoce su propio dolor y desesperanza, y cada ojo sus propias lágrimas. Nadie puede sentir por ti, tampoco tú por nadie. Acepta consejos, rechaza opiniones inseguras, porque no hay peor duda que aquella que está en boca de todos, no porque sea prohibida, sino porque todos buscan el mal ajeno, el fuego del otro, ese que gusta ver pero sin que nos de calor a nosotros. Que se salga quien pueda, pero he visto pocos capaces de enfrentar las injusticias. En el momento en que te comportas así, y puedes convivir con el mal ajeno sin inmutarte, llevas sangre de ladrón, que no siempre es el que roba, sino también aquellos que evitan que los demás alcancen lo suyo.

A veces me pregunto en qué lugar del cerebro se aloja la intención. Es curioso, porque se dice que la primera intención suele ser la más acertada. Ésta siempre suele ir acompañada de buena fe, de hacer lo posible, para nosotros mismos, o para alguien cercano, pero tras la partida de la voluntad, seguida de varias dosis de buena intención, sólo queda esperar la decepción, pues algo por lo que te esfuerzas, es casi seguro que no llegue, o si llega, ya al final, cuando ni lo esperabas, te preguntas porqué te rompió de dolor.

Tampoco es buena una mente como la mía, tan negativa y agorera como negra, porque a veces me juega muy malas pasadas. Me es más fácil decir que no a decir que si, me gusta más lo poco que lo mucho, prefiero hoy a mañana. Hoy en día vende lo simple, lo que no es complicado. Ya de entrada el mundo actual nos arrastra a lo rápido, a lo inmediato, perdiendo la buena costumbre de hacer las cosas disfrutando. Educar a nuestra mente nunca va a ser fácil. La mía, por ejemplo, tiene vida propia desde que la recuerdo. Pocas veces estamos totalmente de acuerdo, yo creo que es ahí donde más coincidimos. Pero me alegro de tenerla, me agrada su compañía, y mi actitud gracias a ella.

Tendemos a creer que las mentes brillantes son aquellas que guardan muchos conocimientos y datos variados de muchas materias, y que esa persona vive sumergida en libros y escritos, y que es antisocial. Pero no siempre es así. Hoy se visten de corbata los más burros, y van sin zapatos lo que te tienden la mano. Las mayores enseñanzas se nos muestran en el venir de hechos y experiencias, con nuestra reacción y sus consecuencias, pero no hay individuo que aprenda sin necesidad imperante de supervivencia. Aquí aclaro que las personas de mente brillante, a veces nacida, a veces adquirida, lo serán según su camino, y los tropiezos que en él vayan encontrando.

Todos descartan defender al que no puede permitírselo, pero todos pueden hablar a favor de quien si puede pagar su integridad, del más popular, del que vemos desde lejos y ya no sentimos poderosos, con tan solo ver que te saluda aunque no fuera a ti, pero tú te lo crees. Luego te das cuenta que ni tu nombre sabe, pero eres feliz en tu mundo ignorante, y le das gracias a la nada por rodearte de gente pudiente.

Las mentes brillantes son más comunes de lo que nos creemos, y tratamos de mirar y buscar lejos, pensando que ahí está lo bueno. Es el abogado que defiende gratuitamente la causa del inocente, es el tendero de tu barrio cuando da comida a quien no puede permitírsela, es mi madre cuando se que daría su vida por mi si fuera necesario. Lo brillante no entiende de clases ni de género, por suerte. Afecta a todos por igual, no puedes comprarlo ni devolverlo. Nadie se queja de tenerlo, y quien no lo tiene no se da cuenta. No daña, tampoco perdona, no excluye, no arrastra, no es mala ni buena. Ni garantiza el éxito ni descarta el fracaso…

A veces ya no imaginamos por temor a la decepción. Yo misma, por ejemplo. Soñar no es fácil, dejar de hacerlo tampoco. Deseamos cosas que no están a nuestro alcance. Las hacemos ya nuestras desde el primer momento en que se albergan en nuestras ideas, van de un lado a otro. Desde la razón a la conciencia, desde el miedo al asombro… revoloteando, estorbando, tomando terreno. Y llega un día en que ya no hay más alboroto, y sabes que eso que un día significó algo grande para ti ya está muerto, lo mataste con cientos de ‘no puedo’, ‘mejor mañana’, ‘otro día’. Somos caprichosos e indecisos por naturaleza, venimos a complicarnos la vida y las emociones, hoy ya desechables por completo. Somos nuestro propio destructor, o nuestro fiel instructor, decide cuál eres, cuál de ellos quieres ser. Porque de esa decisión se derivará una consecuencia, que te afectará de forma positiva o negativa, que determinará tu paso por este mundo.

A quien tratas de agradar es porque piensas que eres poco para él/ella, a quien admiras es porque te gustaría, en parte, tener esa actitud, a quien respetas es porque sabes que ha pasado mucho en la vida, a quien ayudas, es porque crees que no puede valerse enteramente por sí mismo, a quien gritas, es porque te sientes superior, a quien traicionas es porque no sabes como hacer daño de frente, a quien ocultas información es porque solo confías muy en la superficie y tratas de protegerte. Ideas mías que sólo han sido comprobadas desde la experiencia, puede que no acierte con todas las personas, pero aquí, en este lado de la pantalla, y ante un mundo solitario lleno de individuos, esa es mi realidad. La que me puede atormentar ahora, o sanar más tarde, la que puede provocarme ira o ilusión.

Destruye todas tus convicciones, no hay dos situaciones iguales que se repitan, se quien te marques tú, pero mantenlo firmemente, así tendrás entretenidos a los oportunistas que sólo buscan un apego irracional por lo que tú puedas darles, pero ni te conocerán cuando ya no les sirvas para su fin. Estás de paso y como nada te pertenece, no trates de romperte en mil para que otros se mantengan a flote. Solo es tuyo tu miedo, tu verdad, tu obsesión, tu cautiverio, tu dicha, tu desengaño, tu caos, tu catástrofe, tu serenidad. No lo muestres, porque será justo en ese preciso instante cuando estés al desnudo, y nadie ya te recordará por lo que eras o hiciste, sino por esa vez que dejaste al descubierto tus mayores posesiones. Ellos no querían entenderlo, sólo encasillar a quien es diferente a todo el rebaño, así que se oveja lista, y deja ganar a quienes te quieren ver perder. De cualquier forma, se demostrará los que están aquí para disfrutar y aprovechar lo bueno, ¿sabes quiénes son? Los reconocerás porque son los que dañan múltiples veces, los que reparten el mal como rosquillas, los que te demuestran superioridad desde el lujo de sus casas y coches, los que destierran a sus familias de sus vidas porque ya no encajan en su mundo, ese mundo que tejieron entre todos y que ya no queda ni el recuerdo. Con el tiempo, son esos que acaban en el inframundo alimentándose de sus propias telarañas solitarias, porque con el paso de los años, te vuelves inservible en los corazones de quienes un día amaron hasta tus errores.

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