UN NUEVO PUNTO DE MIRA … EMPIEZO A ENFOCAR

UN NUEVO PUNTO DE MIRA … EMPIEZO A ENFOCAR

Aún recuerdo cuando mi madre me decía:

– Hija estudia, estudia mucho para que nadie te obligue a bajar del tranvía, que nadie te haga de menos …

Y yo le preguntaba: ¿De verdad?.

Y ella me lo contaba una y otra vez.

Sí; me decían: anda bonita baja que con ese armatoste nos vas a romper las medias. Ella agradecía bajarse en la siguiente parada para no contagiarse de ese olor a «pachuli barato» que más de una llevaba mezclado con algo más, según me contaba era repugnante igual que las miradas que más de una le dedicaba. Echaban del tranvía a una niña de no más de 13 años (aprendiz de modista) que paradójicamente en ese armatoste llevaba la ropa que más de una vestiría para engalanarse y pasear por Madrid.

Cuando le preguntaba por qué no había estudiado ella, la respuesta era sencilla:

– Hija en mis tiempos la necesidad apremiaba más que el saber, mis padres no se lo podían permitir y había que comer.

– Y me insistía en que sintiese satisfacción por lo que hiciese que sino estaría condenada en vida …

Quizás por anécdotas como aquella decidí estudiar y me licencié en empresariales (que horror) ni me ha gustado ni me gustará nunca, todo el día rodeada de números, balances … para que en la mayoría de los casos luego cuadres a «gusto de tu jefe». Me dejé llevar como la mayoría de mis compañeros, y ese es el principal de los fracasos el «hacer algo por hacer».

En eso iba pensando cuando iba a coger el metro, lo bueno de aquel día sería el encuentro que después de mi jornada tendría con mi querida amiga y confidente.

El metro hora punta, debo ser masoca pero me gusta desplazarme en el metro, observar la cantidad de gente variopinta que vamos, cada uno en su mundo, sus preocupaciones… , los chavales con sus cascos enfrascados en sus móviles, que luego los llamas y nunca lo cogen a la primera…

A los nuevos ejecutivos se les veía de lejos, por mucho maletín que llevaran aún estaban aterrizando en el mercado laboral.

Eso sí me daba envidia, cuando aún no se llega a la treintena las ganas de comerte el mundo son inmensas, derrochas ganas e ilusión. Lo que más envidia me da es que a estos jóvenes tan preparados no les importa cambiar de trabajo, lo hacen constantemente, no como mi generación que caímos en un sitio y ahí seguimos …

Alguien dijo: habría que cambiar de trabajo cada siete años más o menos, cuando te acomodas a un sitio, te engulle la pereza, y si pusiésemos esto en práctica nos devolvería la ilusión por empezar, Cuando se lleva mucho tiempo anclado en el mismo lugar, la monotonía, rutina es insoportable, te va minando …

En estas cavilaciones me encontraba, cuando la megafonía anunció mi parada.

Próxima estación: Rubén Darío.

Das la luz, y te das cuenta de que el primer saludo que vas a tener hasta que llegue algún compañero va a ser el de tu ordenador cuando lo enciendes, que triste, no?.

Pero faltaba la puntilla, ese día tocaba reunión.

Uff me tendría que haber tomado algo en casa que me ayudase a estar despierta, pues llega un momento que entras en un estado de sopor.. siempre lo mismo, las mismas frases: somos un equipo, debemos ir todos en la misma dirección … pero que me están contando!!

Ni dirección, ni flecha, lo único que quiero es que esto termine cuanto antes … pero como no se callan, opto por evadirme y pensar en las historias que me contaba mi madre, y sonrío.

Alguien se da cuenta de la sonrisa que se dibuja en mi cara y me pregunta: algo le hace gracia?

Me dan ganas de decir que gracia es poco, que sobre todo lo que me dan es pena.

El reloj avanza a un ritmo lento, pero ya queda menos para la ansiada salida (ni que estuvieras en la cárcel …)

Y grita mi conciencia:

Pues claro, eso es, eso es lo que te pasa que estás en una jaula y es hora de que salgas, de que vivas, de que cambies …) siempre la misma cantinela …

Le digo a mi otro yo, que pare que me levanta dolor de cabeza.

Y de nuevo aparece para decirme: no es dolor de cabeza ES COBARDIA.

La mejor terapia charlar un rato con tu alma gemela, aunque me dijo que tenía algo que contarme …

Después de las confidencias, las risas, los vinos …

Va y me suelta:

Hasta aquí he llegado; dejo el Gabinete.

Ahora me toca a mi vivir la vida que quiero, no la que he hecho durante todos estos años. Alguien me ha preguntado alguna vez si yo quería ser psicóloga? Me fue impuesto, todos lo dieron por hecho, nunca ha sido vocacional … ya estoy harta de escuchar tantos problemas de la gente y no ser capaz de resolver el mío …

Y mi otro yo:

(Ves!! una mujer que aún contempla la posibilidad de ser feliz, de cambiar su vida, una mujer con arrojo que decide cambiar el rumbo de su vida … y tú..?

Y le pregunto asombrada:

¿Qué piensas hacer?

Quiero captar la belleza, el horror, la desesperación, la pasión, el color … quiero ejercer como fotógrafa.

– Te valdría yo en este momento con esta cara de póker que me has dejado?

Serás y eres la asistenta perfecta

Ya es hora de que cambies los números por vivir!!

Y mi otro yo grita: SI, SALAS DE EXPOSICION PREPARAOS.

– Si sale mal habrá merecido la pena, por el hecho de vivir.

Promete que cada exposición que tengamos nuestro anuncio de bienvenida será un tranvía …

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