Para entonces, los libros Leer x Leer, desbordaban la pequeña biblioteca escolar del establecimiento donde me desempeñaba como profesora de Literatura, y, por lo tanto, buscados para la lectura individual en los salones numerosos.
Era un viernes, como cualquier otro, cuando solicité a la bibliotecaria un libro para cada alumno. Hojearon, investigaron y buscaron algo que les llamara la atención. De pronto, surgió «El candidato» de Jorge Londero. Un alumno leyó el título y los demás hicieron silencio denotando interés.
Bien, les dije. ¿Les parece que trabajemos este texto? Ante el «sí» de la mayoría iniciamos la lectura. Además me pareció adecuado para relacionarlo con el contexto ya que se acercaban las elecciones locales.
El relato, en sí, hace referencia a un partido político buscando un candidato local para las próximas elecciones. Ningún vecino aceptaba el cargo hasta que, ya cansados, vieron a un ebrio sentado, debajo de un frondoso árbol, con una botella de vino. Lo convencieron, lo bañaron, vistieron con traje y llevaron a un acto escolar para presentarlo a la comunidad.
La clase, dinámica y divertida, permitió que todos participaran y compartieran sus ideas al respecto. El tiempo voló y el timbre anunció el fin de una jornada lectora. Nos fuimos a casa a disfrutar de un fin de semana veraniego.
El lunes siguiente, cuando ingresamos al salón de clase ¡Qué sorpresa! Un hombre, acompañado de un recipiente de vino, perfectamente delineado y pintado con colores terrados, ocupaba la pared central. La gama del verde campestre daba un toque realista al exuberante árbol de yerba mate que le servía de protector solar.
-¿Y esto?- Dije atónita. Como la mayoría de los alumnos provienen de hogares relacionados a la plantación, cosecha y elaboración de yerba mate, no imaginaba el motivo de la obra de arte.
– Es el candidato, señora- Dijo tímidamente la autora.
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