EL VESTIDO DEL ALMA

El vestido del alma

Nuestro ser, nuestra esencia, lo que llamamos alma, aquello que nos caracteriza, también nace desnuda como el exterior. Éste, es cubierto con telas y zapatos que nos abrigan del frío, nos protegen y nos quitan el pudor que sentimos al no llevar ninguna prenda y mostrarnos desnudos. Pero…¿Qué abriga el alma?

El cariño, el amor en todas sus variantes y sentidos, los abrazos, la compresión, los buenos consejos recibidos en situaciones delicadas…El sentirse «arropado», tal como se expresa…Sin ellas, el alma está desnuda y aunque tu piel esté cubierta de las más bellas telas, te puedes sentir igual de desnudo y frágil ante la vida que si no llevases nada. Un alma desnuda está apagada, confusa, débil. El ser como tal necesita de esas sensaciones para poder sentir con plenitud lo que es estar vivo.

Vistámonos de amor y buenas sensaciones…dejemos de estar desnudos…

Elísabet Tejero.