Las dudas de Mioko

Las dudas de Mioko

Anabel Moya

24/02/2019

La duda es la vacilación o indecisión que se tiene entre dos o más juicios y decisiones, o la incertidumbre que se experimenta ante ciertos hechos y noticias. La duda es ante todo una actitud, un detenerse, un dejar de hacer para poder pensar.

Como herramienta en la búsqueda de la verdad la duda es muy útil. La usa Descartes cuándo dice que él, como filósofo, quiere llegar al conocimiento, a una verdad que sea clara y distinta de la cuál pueda estar cien por cien seguro. Para eso tiene que dudar de toso lo que sabe. Nietzsche hablaba de convicciones y decía : (toda convicción es una cárcel). Esas convicciones que eximen de la duda o a las que nos aferramos para no pensar o dudar son las grandes ideologías.

Una actitud de sospecha, libera de comportamientos extremistas y además procura placer, el placer de volverse más libre y más autónomo pensando por sí mismo. Pero no iba a ser tan fácil. Esa actitud, ese proceso de cuestionar es como una terapia.

La filosofía, como ejercicio y práctica de la razón, es una buena herramienta para atravesar ese proceso y salir de la duda.

Los seres humanos hemos dudado desde siempre, desde la antigüedad, han pensado qué cazar para comer, con qué pieles vestirse, en qué asentamiento construir sus casas o con quién juntarse. Todo esto parte de la duda y está en el pensamiento de todos nosotros.

Sin embargo, cuando nacemos no dudamos por que lo que hacemos en ese momento es aprender cosas de nuestro entorno, desde el momento de nuestro nacimiento los que dudan por nosotros en todo momento son nuestros padres. ¿Qué nombre ponernos?, ¿ de qué color será nuestra habitación?, ¿ a que guardería llevarnos?. Cuando hemos crecido un poco y aprendido lo suficiente como para poder hablar o pensar algo ya comienzan en nosotros las dudas y comienza a forjarse nuestra personalidad. Es decir, esa niña duda si apuntarse en el colegio a ballet o a piano pero su personalidad está dentro del mundo artístico.

Ahora que hemos aprendido que el dudar forma parte del ser humano y todos lo hacemos en algún momento de nuestra vida crucial o no. Os contaré la historia de Mioko, una niña que dudaba de todo constantemente. No sabía que decisión tomar con nada de su vida y esto desesperaba a toda su familia constantemente. La propia Mioko también se enfadaba con sus indecisiones y acababa dejando que su madre decidiera por ella para que así acabaran sus dudas.

Su madre, su padre y su hermano pequeño ya estaban listos para irse a la fiesta de las flores, celebrada por todo lo alto en toda China. Pero esperaron que Mioko también estuviera lista. Una vez lo estuvo, tras tres duras horas de arreglo e indecisiones sobre que vestido ponerse, marcharon a la fiesta de las flores. Pues ya llegaban tarde.
Legaron y vieron lo hermosa que estaba la plaza decorada con miles de flores por todos lados, también había numerosos puestos y carritos de madera en los que vendían dulces, boniatos asados, patatas, palo luz y otras clases de delicias. También había músicos que tocaban flautas y cantaban canciones tradicionales de la antigua China. Todo el pueblo se encontraba allí bailando, comiendo o saltando de alegría. Celebrando el gran día de las flores.

El padre de Mioko que estaba animado les dijo a sus pequeños que si querían que les comprara algo o si tenían hambre. El hermano menor sin pensarlo dos veces pidió comer un buen plato de arroz con salsa dulce. Pero para nuestra protagonista la cosa no fue tan fácil.

-No se papá, creo que tengo hambre pero dudo qué comer, mi cabeza me dice que coma patatas asadas pero mi estómago me pide arroz.

-Pues hazle caso a tu estómago, que en el tema del comer, él es el que manda.

-Espera, ve pidiendo lo de mi hermano que yo veré todos los puestos con mamá, por si acaso hubiera otra cosa que quisiera más.

Mioko se miró todos los puestos uno a uno preguntando por el precio de cada plato, por los ingredientes que llevaba, por quién los había cocinado etc.. su madre no sabía ya que hacer. Pero entonces Mioko se fijó en el fondo de una de las calles contiguas a la plaza y descubrió un pequeño carrito de una anciana que estaba vendiendo flores.

-Allí, quiero ir allí. Ya no tengo hambre. lo que quiero es una flor.

-Hola muchachita, mis flores son las mejores de toda China por que tengo amapolas, margaritas, rosas, girasoles y cualquier otro tipo de flor que puedas imaginar. Elige una y no dudes en tu elección, pues la flor escogida ha de ir acorde con tu decisión para que así atraigas la buena suerte en tu vida.

Está vez, para sorpresa de todos Mioko no lo dudó ni un instante. Se acerco a una hermosa lila y la cogió.

-Está, me quedo con está, me pega con mi vestido, de eso no tengo duda además siento que yo no he elegido está flor, sino que la flor me ha escogido a mí.

-¡Eso es fantástico hija!. No has tardado ni un segundo en tu elección. se nota que lo has hecho de corazón. No he visto asomar la duda en tus ojos por esta vez, lo que he observado ha sido firmeza en tu tez.

Así fue como la pequeña Mioko que dudaba de todo tomó du primera decisión, decidiendo desde su corazón. El carrito con la anciana desapareció, pero Mioko por fin contenta se quedó.

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