De whisky, gasolina y nieve

De whisky, gasolina y nieve

Frente a la costa, la vieja gasolinera seguía abierta pasadas las 2 de la mañana. Dentro del autoservicio, un viejo de la calle estaba tomando un café, acompañado por algunas facturas, y un whisky. La moza lo miraba de manera extraña, ya que era un hombre que pasaba siempre por allí, pero dormía afuera. No tiene hogar, ni familiares, ni trabajo, y en un transcurso de pocas horas, el viejo apareció con manojo de billetes entre sus dedos sucios, y sació su hambre comprando lo que estaba a la vista.

El tipo que trabajaba fuera, en los surtidores de gasolina, guardó las mangueras, se sacó el mameluco gigante que lo protegía del frío, y se adentró a pedir una hamburguesa y unas papas fritas. Se sentó en la mesa que estaba detras de la del sin hogar, que estaba pegada al vidrio que daba hacia la calle.

Todo parecía normal, hasta que una camioneta vieja se incrustó en el local. El vehículo fue hacia el mostrador y aplastó a la moza. El vagabundo tomó el whisky y una medialuna y salió por la puerta. El otro sujeto corrió hacia la camioneta, conteniendo bronca, pero a la vez, preocupado por el estado de salud del chofer, quien salió de la camioneta portando una escopeta gigante.

El chofer jaló el gatillo y mató al pobre empleado. Miró hacia todos lados intentando buscar al vagabundo, pero ya había partido, así que salió del lugar rápidamente, mientras recargaba su arma y se limpiaba los vidrios que habían quedado clavados en su chaleco de jean azúl.

A pocos metros de allí, el viejo sin hogar corría sobre la calle congelada, y las pequeñas montañas de nieve, dirigiendose hacia la costa, para trepar la baranda y saltar hacia la playa para escapar. El chofer disparó hacia el viejo ebrio, que estaba a unos cincuenta metros, pero no logró atinarle debido a la mala visión que tenía. Del enojo, escondió su arma detrás de una columna metálica, y corrió hacia el viejo antes de que salte a la plata.

Finalmente el vagabundo cayó, perdiendo su comida y bebida. Miró al chofer que se acercaba con la mirada fija, y le sonrió. Éste le pateó el estómago, y lo aplastó contra el suelo. Le preguntó por qué le habia robado el dinero hacia unas horas, y el viejo respondió: – Porque es plata sucia, y debería ser usada para comprar alimento, no drogas.

El hombre del chaleco azul comenzó a golpear al viejo ebrio, mientras le suplicaba para que le devuelva el resto del dinero, pero este gritaba que ya no quedaba nada, que había devuelto todo a los jóvenes que vivian en la casa abandonada a unas cuadras de ahí. Esto enojó aún mas al tipo que parecía ser un vendedor de droga al que poco le importaba la gente de ese lugar, asi que volvió a buscar su escopeta para terminar con el drama.

A los pocos segundos, una sirena de policia comenzaba a sonar, y los copos de nieves bajan lentamente sobre la gasolina desparramada y sobre el hombre que agonizaba. El tipo armado cargó una cartucho, y disparó hacia la pierna derecha del vagabundo, volandocela en pedazos. Lo cual llevó a que el hombre comience a llorar, y a suplicar por su vida.

La policía ya estaba allí. Dos uniformados bajaron del patrullero, y el sujeto tiró su arma antes de que lo vean. Intentó correr en la otra dirección, pero los policías le dispararon incansablemente. Uno de ellos fue hacia el vagabundo que ya estaba desangrado, y pudo ver que de su abrigo gris sobresalía un sobre. El oficial lo tomó y leyó lo que estaba escrito en el frente. Decía que debía ser entregado a una familia, y tenia anotado la dirección. Dentro del sobre habían unos $8.000 pesos argentinos.

A los pocos días de haber ocurrido este hecho, el vagabundo fue reconocido y fue el protagonista del diario local, ya que todos se enteraron de que había robado el dinero de la casa de un pequeño narcotraficante, con la intención de devolver el dinero a las familias. Principalmente a su ex esposa, ya que hace poco se había enterado de que el hijo que tenían en común había decaído en una adicción a las drogas, pero al estar en la calle, y separado de ellos, no pudo actuar como un verdadero padre y detener dicha situación.

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