Apenas han pasado horas, aún siente ese temor en el cuerpo. Ese día decidió que ya era suficiente, había decidido volver a la luz, a su luz.

Todo empieza cuando menos te lo esperas, sin saber por qué te dejas arrastrar a la oscuridad, una oscuridad que se convierte en tu vida, en algo normal a lo que se acostumbra alguien sin darse cuenta.

Ella no sabía cómo había llegado a esa situación, en qué momento esa persona cambió. Todo era perfecto, las cosas les iban bien, había comunicación, respeto, pasión…ellos se entendían. Pero un día todo cambió y sin darse cuenta la fue arrastrando día tras día, mes tras mes, año tras año; ya no era feliz. No era ella misma, vivía con temor, temor a hacer algo que lo provocara, temor de que ese día fuera uno más en el que encogerse en el rincón deseando que todo acabara. Era infeliz, no sabía cómo, pero era su vida; se había convertido en oscuridad.

Ese día se armó de valor, le plantó cara a su oscuridad. Decidió que ya era suficiente que la vida era algo más que vivir día tras día con temor, temor a sonreír, temor a hablar, temor a decir, temor a ser una misma.

Le dijo a la oscuridad que era el fin, que a partir de ese momento quería ver entrar la luz a su vida, quería sentirse viva de nuevo, no quería vivir más en la penumbra. A oscuridad no le pareció bien y la agarró, la envolvió una vez más sin importarle nublarle la vista, pero ella lo tenía claro no iba a ser un día más. En un descuido corrió hacia la libertad, sentía como la oscuridad la perseguía y cuando vio un vacío esperó, esperó paciente a que la oscuridad se disipara y cuando tuvo ocasión corrió hacia la luz, esa que tanto ansiaba, esa que cualquiera se merece.

No fue fácil armarse de valor, pues la oscuridad es inmensa y cuando no ves la luz no es fácil guiarse, pero ella encontró en su interior la fuerza para abrir los ojos y mirar a la cara a esa luz que un día se apagó sin saber cómo.

Nunca dejes que te nublen la vista, nunca dejes que apaguen tu luz, pues hasta la persona más brillante puede bajar la guardia y dejar que la oscuridad inunde su vida, pero nunca es tarde para cambiar esa oscuridad, no tengas miedo a dejar a un lado la penumbra y volver a brillar con tu luz. Abraza la libertad y disfruta del cálido tacto de la luz.

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