«Me han quitado la infancia»

«Me han quitado la infancia»

Mar Barcelo

16/02/2019

Todavía es temprano cuando salimos hacia el norte de Gulú. La carretera asfaltada desaparece después de algunos kilómetros y conducimos por una carretera llena de baches, hasta que llegamos al pueblecito de Patiko.

Hablamos con Nala, Nala tiene 21 años y se casó a la edad de 14. Ya no pudo ir a la escuela y vivir con su esposo era un auténtico infierno. “Las chicas deben poder determinar su futuro“, argumenta. A los 15 años Nala huyó de su marido y se fue otra vez a casa de sus padres, pero estos la enviaron con su marido de nuevo. Más tarde su esposo empezó a golpearla y a abusar de ella. Nala, realmente quería ir a la escuela y aprender, pero no sabía cómo hacerlo. No tenía dinero y tenía que cuidar de sus dos hijos.

Nala decidió pedir ayuda a Fabien y su equipo, quienes regularmente impartían sesiones informativas sobre la violencia a las mujeres de su aldea. Le dieron consejos y mediaron entre ella y su esposo. Actualmente, él la trata mejor y han encontrado una manera de vivir en paz. Pero el tiempo no se puede invertir y Nala nunca podrá recuperar su infancia.

“Podría haber aprovechado mucho más mi vida si no me hubiera casado”.

Entonces podría haber aprendido una profesión como tú. Me señala.

Miro la cámara que colgaba alrededor de mi cuello y me doy cuenta de que tengo mucha suerte. Como mujer joven, tuve la libertad de estudiar y desarrollarme. Pero este no es el caso de muchas de las mujeres de este mundo.

Fabien, quien ha estado comprometido con la paz en su país durante años, le dice: “los niños debéis poder ser niños. Debéis poder ir a la escuela, progresar. Como niña,todavía no eres lo suficiente madura como para, si es necesario, resistir a tu marido, además mucho mayor que tú…”

Estas mujeres son, por tanto, mucho más a menudo víctimas de la violencia doméstica.

Por desgracia, los matrimonios infantiles no siempre se pueden prevenir, ya que muchos padres consideran que casarse con su hija pequeña es la única manera de sobrevivir.

Le pregunto a Nala si puedo tomar algunas fotos de ella. Sus ojos se iluminan de inmediato. Tan pronto como se coloca frente a la cámara, posa extensamente y muestra mucha seguridad en sí misma. Le hago una pregunta más: cuál es su deseo. “Quiero que las personas de mi aldea sean conscientes de los peligros del matrimonio infantil, para que al final ninguna niña se case contra su voluntad”

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