En la madrugada todos somos débiles, estamos solos en horas incomprendidas. Buscamos que ese hueco se llene con actividades, pero cuando nos toca estar solos, somos quiénes realmente deberíamos ser ante los ojos del sol. El alma empieza a temblar, la mente tambaleándose en un limbo porque no entiende tanto silencio oscuro, tanto buscar un fin que no va a llegar, tanto anhelar personas que en estos momentos no existen.

Estamos solos y comprendemos la naturaleza de nosotros mismos, nos replanteamos por qué el mundo es lo que es, su gente, sus culturas, sus atrocidades, sus misterios, su oscuridad.

Nada puede razonarse tan simple en la madrugada, distantes ante la vista del mundo, pero observados por una incómoda duda.

¿Somos lo que pensamos? ¿Lo que creemos que es cierto? ¿Somos algo?, no tenemos rumbo alguno, solo vivimos un instante que poco nos ofrece, no sabemos qué es el significado de vivir en un mundo, en ese «algo» que tanto observamos al cuál llamamos universo.

Quizá nos toque en la madrugada elevar nuestra razón al más allá, y entender la realidad. Quizá lo que nos invade por las noches no son las pesadillas, sino la simple naturaleza del ser humano, mostrándonos cómo es ese algo.

Se ve feo, no es agradable; al igual que el mundo que habitamos.

Por eso, madrugada, nunca nos abandones, en tus horas nos dejas vernos frente a un espejo galáctico y fugaz, nos mostras que ese algo puede ser uno mismo, inclusive la verdadera fuente de verdad en su máximo esplendor.

Pero, ¿Por qué algo tan diminuto como lo es el humano, se iría a percatar de lo que oculta esa majestuosidad nocturna?. Si bien nos cuesta hasta entender nuestros cambios de humor, preferimos ignorar la esencia propia para escapar y usar excusas, como por ejemplo que la madrugada con su silencio tiene nuestro verdadero sentido de vida.

Son teorías, no van más allá de eso. Pero como nadie es dueño de la verdad, ni mucho menos de esta existencia, acontecer a cada minúscula partícula concedida por este lugar es mejor replantearla hasta el día que nuestros pensamientos se hagan realidad.

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