Mi retórica filosofía

Mi retórica filosofía

Anónimo

09/01/2019

Cuántas comprensiones se pueden obtener de tan solo una palabra, ejemplo: retórica, según en el diccionario de la lengua española sería: «Conjunto de reglas o principios que se refieren al arte de hablar o escribir de forma elegante y con corrección con el fin de deleitar, conmover o persuadir» o sea que, esta podría ser mi retórica, pero ¿a quien quiero conmover, deleitar o persuadir?

Arranquemos por este punto, la literatura: «Arte de la expresión escrita o hablada», aquí ya encontramos aún más, arte: «Actividad humana que tiene como fin la creación de obras culturales’, ‘conjunto de habilidades, técnicas o principios necesarios para realizar una determinada actividad», y podría seguir y seguir y seguir con el solo significado de la expresión: «Representación, con palabras o con otros signos externos, de un pensamiento, una idea, un sentimiento, etc».

¿Que maravilla que es el arte de la expresión escrita no? Y en este planeta hay algo más de ocho mil millones de expresiones, y no solo escritas, ¡cuánta riqueza hay entonces en una pequeña mota de polvo suspendida en el vacío de una inmensa nada, pero rodeada de otros planetas, soles, nebulosas, galaxias, etc.!

¡Entonces!

¿Cuanto puede representar mi pequeña retórica ante una inmensidad de ella aquí, tan solo en la tierra?

Eso fue lo que aprendí al leer a Sócrates, Platón, Nietzsche, por solo nombrar alguno de los grandes filósofos de este mundo, en que me agrada el arte de la expresión como el de conmover, deleitar y persuadir a través de estas letras: «Signo escrito que, solo o unido a otros, representa un sonido», sí, sonido: «Sensación o impresión producida en el oído por un conjunto de vibraciones que se propagan por un medio elástico, como el aire«.

Así que, después de esta breve introducción puedo lanzarme de lleno al arte de la expresión escrita por medio de mí filosofía: «Conjunto de reflexiones sobre la esencia, las propiedades, las causas y los efectos de las cosas naturales, especialmente sobre el hombre y el universo«.

En este tiempo me he introducido de lleno en la observación y comprensión de la vida ¿que palabra tan enigmática para el ser humano, no? pero no para la naturaleza ¡es que ella lo hace todo tan simple!

Mientras que hombres y mujeres tratan de encontrarle el sentido a la vida de acuerdo sus experiencias y comprensiones obtenidas, alimentándose de otros, comparando e introduciendo nuevos métodos para intentar obtener un mejor entendimiento de esta, condimentándola de tal manera que terminan enmarañándose como en un nudo gordiano, la naturaleza nos muestra todos los días y a cada instante como debe hacerse. Solamente vive con una sola intención, expresarse en todo el sentido amplio de lo que esta palabra pueda llegar a representar.

El sol nos muestra en todas sus gamas como uno debe amanecer, lleno de brillo y colores refulgentes que embriagan al cielo y las nubes de tonos naranja y rosa, trazando el día de nuestros ánimos; si será iluminado o nuboso, cálido o frió, húmedo o seco, frondoso o árido. Las aves nos muestran como debemos empezar a bostezar al despuntar el alba, inflando el pecho y sacando esas vibraciones melodiosas llenas de esperanzas que incitan a la vida a perdurar en esos pulmones pequeños, sí, pero poderosos. El rocío nos enseña como debemos lavar y acariciar los pétalos de nuestro rostro dócilmente cada mañana. Las flores a como debemos abrirnos a la vida y que aromas regalarle. Los árboles nos enseñan como las semillas de pensamientos se renuevan, embellecen, nutren, menguan y duermen según la estación. El viento nos enseña a ser descaradamente libres; a como debemos jugar con la vida al darle el aliento a nuestras alas; a como divertirnos con las hojas de nuestras ideas; a hacerle rizos a la tierra fértil de nuestra mente y al mecer nuestro humor con cálidos susurros o fuertes suspiros. Como las nubes nos proporcionan esa esperanza de limpiar y alimentar los ríos, mares y océanos de vida fluctuando y emergiendo de su interior para llenar nuestro ser a la esperanza de la continuidad imperecedera. Como la rechoncha, lenta y e insaciable oruga nos enseña que se puede cambiar; mostrando su mariposa interior al danzar a un nuevo estado, dulce, colorido y dinámico panorama de existir. Como la nieve estimula la tranquilidad interior; contemplándola detrás de un cristal acobijado por cálidas brazas de silencio. La tarde nos enseña a contemplar el crepúsculo de lo que hicimos en el día y la noche a soñar mientras la luna crece y mengua con lejanas estrellas de pensamiento que serán atraídas hacia una refrescante y esplendida mañana.

En cierta medida, siento que tan pobres son mis palabras y retórica humana para describir todo lo que veo y siento de la naturaleza. Como ella nos enseña a través de sus creaciones el verdadero arte de vivir, de cuanto hemos perdido su recorrido, sin siquiera darnos cuenta que también nosotros somos parte de su creación, que en ves de aprender a bailar junto a ella, nos empeñamos a enseñarle a ella, a como se debe bailar.

¡Gracias!

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS