Aún estaba oscuro no se escuchaba ningún carro, se sentía el aire húmedo de la brisa del mar, mientras miraba la ventana, observe que ya se acababa el tiempo y tenía que elegir que estudiar, mi mamá quería que estudie medicina, mis abuelos, derecho, mis tías que viaje al extranjero pero nadie le importaba lo que en realidad yo quería, nadie me preguntaba que me gustaba…
Me gustaba la comunicación, la facilidad de palabra era muy interesante, pero hace seis meses no dejaba de pensar en esa labor que hacen los misioneros benedictinos, solo recordé que paz y alegría transmiten, cuando caminaba por Antigua Guatemala, vi a dos hermanos que muy contentos ayudaban a personas muy mayores, me llamo tanto la atención, que no deje de observarlos, decidí seguirlos y notaron mi interés les dije: donde vivían me dijeron que en Esquipulas converse con ellos brevemente.
No había notado una sonrisa tan sincera, se parecía un poco, a la de abuela Victoria una señora tan dulce y buena, ella era judía.
En el Facebook me llego una invitación de los benedictinos.
Antes de la fecha fui a Esquipulas a conocer a los benedictinos.
Me impresiono su sencillez, la entrega que le ponen al trabajo, me hicieron pasar y conocer un poco su abadía, dijeron que me podía quedar hasta mañana para conocer a toda la comunidad acepte, pero me dijeron: aquí no se usa celulares, me sorprendió eso y con dificultad entregue mi celular, me llamo la atención la puerta de la habitación porque decía PAZ, ellos me explicaron, que el sueño se parece a la paz eterna, cuando mueres, pensativo y con sentimientos encontrados me dormí, a lo lejos se escuchaba cantos gregorianos, sentí que alguien me observaba, me destape no había nadie, era mi imaginación, percibí un aroma a nardos y canela.
Me acordé del entierro de mi abuela Berlina, sentí un vacío en el corazón me levante y fui a observar el monasterio por mi cuenta llegue a una capilla escuchaba como rezos y lamentos… al entrar no había nadie.
Quede desconcertado me santigüe y me fui, al dormitorio recordaba a mi abuela era extraño ya que ella no era de estar en las iglesias, ni nada. Trate de dormir. De pronto sentí que me echaban tierra, me estaban enterrando, era mi hermanito menor pero vestido de monje, yo gritaba desde dentro: – ¡estoy vivo! ¡Sáquenme de aquí! ¡Por favor! y cuando observe fuera, mi abuela Berlina estaba tapada con tela rojiza, no podía creerlo, ella murió, asustado la miraba y se sonreía y entre dientes me decía: -para que aprendas a rezar con fe.
Yo seguía gritando: ¡Sáquenme de aquí! Me estaba asfixiando, en eso mi hermana me dice: ¡Oye despierta! Mamá nos llama a todos a desayunar y dice: que él se demore no ira a Esquipulas a la Misa de la abuela… yo asustado y a la vez aliviado que solo fue un mal sueño, cuando se siente fuertemente un aroma a nardos.
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