Fuiste frontera antigua de entrada a la ciudad

Un puerto seco donde atracar después de una larga campaña,

Entre viejo y moderno

Entre el campo y la ciudad, que poco a poco se fue convirtiendo en un lugar de paso,

Incluso una puerta a la ilustración.

Entre un ancho vaivén de terraplenes de arena compactados y secos

Un áspero y yermo jardín donde jugar en mitad de nada.

Atravesado por un torrente de agua dentro deti

Como un barco pirata

que a veces soñábamos que tenia un cañón en su costado

El rojo ladrillo y la argamasa no eran capaz de frenar

El nacimiento de pequeñas hiervas.

Como incipientes adolescentes subíamos a lo largo de su lomo

Para colgar nuestros pies mientras nos sentábamos en las noches de invierno

Sintiéndonos como en una atalaya

Observando las luces de la cercana carretera que se alejaba de Madrid.

Allí trasladamos nuestros sueños y nuestras realidades por terribles que fueran a veces.

Aun recuerdo los días de lluvia,

Siendo nuestra guarida, nuestro cobijo, nuestro fortín

Un lugar donde podíamos furtivamente crecer más rápido

Allí quedaron las colillas de nuestros primeros cigarrillos

A la salida del colegio

Mientras todo iba cambiando

Allí seguía erguido a lo largo una avenida sinuosa donde poco a poco empezaban a crecer carreteras, edificios y hasta un parque a sus pies.

Cada día se abría la puerta del colegio y allí estabas

Hasta que un día esa puerta se cerró a mis espaldas

Pero aquel lugar era nuestro lugar en el mundo,

Escoltado incluso por una pequeña carretera que estaba cortada

Por unas enormes jardineras de hormigón de las que nunca vi crecer ni una sola planta.

Pero allí dentro si acercabas el oído a la pared podías seguir oyendo el rumor del agua,

Todo parecía igual

Pero éramos nosotros los que convertimos algo enorme en algo tan pequeño que apenas ya reparábamos en ello

Tan solo era una muralla a un mundo exterior.

Que poco a poco no era capaz de sostenernos allí

Y sus ojos nos invitaban a ver más allá

Y así fue

Empezó el día que torpemente por primera vez sentí el calor de otros labios en los míos

Y poco a poco aquellos corazones rebeldes fueron descubriendo el mundo

Fuimos despertando de nuestros sueños

Creciendo entre los ruidos y los silencios

Entre maravillosas pruebas de vida y el negro luto de la pérdida absurda e inútil

Que te hace crecer aún más rápido.

Donde ame y donde a veces deje de amar

Un puente que pasó de estar desierto a llenarse de almas

De amistad, de recuerdos

Y sobre todo de personas que cada día pasan a su lado o cruzan a través de el

Pareciendo invisible

Mientras observa las vidas de todos aquellos que crecimos junto a él.

En definitiva una sencilla historia, de un lugar sencillo en medio de un sencillo barrio

De gente sencilla.

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