Como de costumbre, a las seis de la tarde, Julio Morales está sentado en el banco verde de la placita de Lepe, a la sombra de las buganvillas que descansan sobre el machihembrado de madera. Respaldado por un paredón que le proporciona el frescor necesario, se dispone a tomar unas respiraciones profundas. El canto alegre de un mirlo que revolotea entre las flores fucsias, da la bienvenida al mes de Junio. Un bello escenario junto con la ermita de San Antonio de Padua a su lado derecho, hecha de piedra y vestida con abundante hiedra mostrando el paso del tiempo.

De pronto observa embelesado cómo la afanada brisa agita las hojas de un periódico sobre la mesita de madera de castaño, pretendiendo formar un abanico. Algún visitante debió dejárselo olvidado.

Lepe es un pequeño barrio del municipio de Agulo en el norte de la Isla de La Gomera. Para llegar en coche, es necesario pasar por la estrecha carretera que viene desde la playa de Hermigua.

A sus 58 años, Julio Morales, viudo desde hace 10, está ahora rodeado de casas vacías llenas de recuerdos. Sus únicos vecinos, Geraldine y Pière, se han idoa su país. Regresarán a mediados de agosto. Tienen en Lepe dos casas y un pequeño terreno que lo destinan a la nueva ola que va creciendo en la isla: el turismo rural. Aunque, en La Gomera, el verano es para los del sur, los de Gran Rey. En el norte, la temporada alta empieza a mediados de septiembre. Así que ahora, le toca pasar el verano solo trabajando las tierras y manteniendo la huertita de sus vecinos.

Por lo menos antes, los “gomeros light” tenían por costumbre visitar el barrio, aunque sólo fuera por las fiestas de Santa Catalina. Fiestas meramente familiares. Claro que ya no están los padres, ni los abuelos…

Julio observa su casa de más de un siglo de edad apuntando hacia la preciosa estampa del Pescante y el Teide al fondo. Con su techo de teja árabe, suelo de tierra batida apisonada y muros de tosca roja.

Recuerda aquellas tardes de noviembre donde imperaba el olor a castañas asadas que con tanto amor preparaba su madre, mientras jugaba al balón con sus primos en la placita.

Una hoja del periódico cae sobre sus rodillas y le hace regresar al presente. En ella hay una imagen que le sorprende. Apresurado lee:

PROGRAMA AGROAMBIENTAL 2018

“El Ayuntamiento de San Sebastián de La Gomera celebrará del 14 al 15 de septiembre un curso de iniciación a la agricultura biodinámica.”

-¡Vuelve Adelaida! Aquella joven de Tenerife, que llegó al barrio hace tres años con las maletas cargadas de sueños y sus estudios de Producción Agroecológica recién terminados. Pero su proyecto aquí no tuvo buena estrella. ¿Quizás ahora?- Se pregunta.

¡Paradójico! La juventud sale de su tierra para prepararse profesionalmente. Pero ya no regresa para emprender o desarrollarse. Sin embargo, cada vez son más los extranjeros que se afincan en la isla.

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