Es hora de salir.

¿ Qué esta pasando? Tengo miedo, sus manos son frías, esa voz la conozco. Tengo hambre, frío, no puedo ver es muy brillante para mis ojos. ¿ Quiénes son todas esas personas que no dejan de verme?

¿ Para dónde me llevan? ¡Quiero estar con la que escuche!

¡Lloro sin tener dolor! no conozco a nadie de esas personas.

¡Mamá, papá! hoy es mi primer día en este lugar, ustedes me pidieron y aquí estoy.

El tiempo me hizo crecer con mucha familia, aunque la mayoría era solo la palabra familia.

Porque el apoyo verdadero y con amor era mi madre a pesar de sus golpes para enseñarme. Uno que otro tío venía de visita con primos, para demostrar que eran mejor que yo, mi mamá quería que también cantara, bailara o hasta hablara idiomas sin haber ido a clases, para lucirse delante de ellos. Mi tía decía: eres la oveja negra de la familia.

Mis abuelos poco conocí, mis padres tuvieron la brillante idea de vivir en otra ciudad lejos prácticamente de casi toda la familia.

Se reunían en días festivos, hasta que murió la abuela.

Ahora los mensajes de cumpleaños y saludos los recordamos y escribimos por facebook.

No elegí a mi familia, pero con el transcurso del tiempo me e dado cuenta de mi similitudes en rasgo y personalidad.

Gracias a sus actitudes, ejemplos y críticas hoy soy el resultado de soledad, fortaleza, temores, propósitos y sueños que cumplir.

Quería ser el orgullo de la familia, estudiando una carrera difícil y a mitad del camino de mis estudios, quede atrapada en el amor y la ilusión.

El era mi tiempo completo, mi escape, adicta a sus besos, caricias y delirios.

Elegí al padre de mis hijos.

Dos familias de diferentes costumbres.

La adaptación del uno al otro, algo en común el amor, nacieron Samuel e Isabela, dos más para el árbol genealógico e historias que contar.

Son capullos que ahora crecen en la combinación de dos ideales.

No sabemos como ser padres, pero creemos que hacemos lo necesarios para forjarlos a tener sus propias personalidades.

Pasamos de ser los niños, adolescentes, jóvenes y a ahora somos los adultos que suplementamos a los adultos mayores. Nos despedimos de su largas vidas y vemos como se marchitan dejando huellas, marcas, recuerdos y costumbres.

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