Levanta el día y ya hace rato que en diferentes casas del pueblo hay mujeres «trajinando» que dicen ellas, o sea preparando los desayunos, recogiendo las cosas y preparando la casa para un día que ya ha pedido permiso para llegar.

Seis mujeres puedo saber lo que hacen a esta hora. Son de diferentes profesiones y perfiles: Unas trabajan en la agricultura o se han jubilado en ella, también hay otras que trabajan en los servicios de salud o educación y otras que trabajan en el pueblo en oficinas o en diferentes actividades pero todas andan enredadas en las mismas complicidades

Mujeres rurales que tienen en común la ilusión por su pueblo y por cómo construir una comunidad diferente. Un pueblo en el que cada persona tenga cabida y pueda sentir que vive en igualdad.

Tienen diferentes edades pero la actividad diaria es bastante animada.

Va a llegar la hora de la escuela y por diferentes “roles” se juntan en la puerta las abuelas que llevan a sus nietos, las madres dejando a sus hijos y las maestras que van al cole o que están en la ludoteca.

Allí comienzan los saludos y los guiños de complicidad de saberse todas en lo mismo. Hay hombres, por fin, en la puerta de la escuela, ejerciendo esos mismos perfiles y las más mayores se sonríen. Hay que ver las veces que han comentado como ha cambiado esto con la igualdad, y ¿menos mal! Algunos de estos abuelos que hoy traen a sus nietos no hubieran venido con sus hijas e hijos. En otro tiempo esto era impensable.

Las mujeres intercambian mensajes de cosas que esa mañana saldrán adelante. Algunas se encaran a la jornada laboral y comparten con las otras los «recados», comunes, que tienen pendientes.

Cuando la puerta de la escuela se cierra tras los niños se aprovecha para tomar ese primer café que sigue siendo de compartir la vida que se teje cada día entre todas.

Un grupo de personas va a comenzar un curso de la asociación y hay que ver que todo está preparado: el aula, la climatización, las llaves en buenas manos.

Les has dado los papeles para las firmas – se oye comentar – si ya llevan todo – responden.

Hay otro grupo que está en un proyecto de empleo y una de las compañeras está revisando las tareas de ese día. Hay compañeros de la asociación que asumirán hoy más papel y serán quienes coordinen.

¡Un alivio porque hay mucho trabajo y hay que repartirlo!

Comienza el café y repartimos papeles que hay que entregar en diferentes lugares y cada quien se va con sus papeles y con sus tareas tras ese café de intercambio.

Por el Arco Medieval baja la Presidenta con su carro de la compra y nos encontramos porque hay que firmar unas peticiones y una reivindicación, ambiental, que llevamos entre manos.

Viene otra de las compañeras, esta de otra asociación, desde la calle del castillo. También lleva el carro de la compra y otros papeles que hemos decidido entregar, al Ayuntamiento, en la reunión. Echamos firmas y sellos y cada quien se dirige a sus actividades.

En un descanso del trabajo alguien llama por teléfono y se oye preguntar: ¿Os habéis acordado de pedir el aula?

Si, era uno de los papeles que hemos firmado con la presidenta.

Ah, bromea, un papel de los del carro de la compra.

Y los carros de la compra se mueven por el pueblo y van haciendo sus tareas, entre compra y compra, y gestión de participación ciudadana, y gestión.

Así mueven empleos para varias personas, piden acciones a la administración o dan su opinión en todo lo que compete a la vida diaria.

Hoy van las que están de turno de tarde o las que consiguieron la mañana más libre; esas son las de la gestión del carro de la compra. La semana que viene o mañana serán otras que puedan liberar sus tiempos…Todavía caen sobre los hombros de las mujeres muchas cargas, y sobre los hombros de las mujeres rurales…muchas más

Este nutrido grupo cree que su participación es muy importante, que tienen muchas cosas que decir y, por tanto, llevan muchos años demostrándolo.

Hay quienes con ojos de la Edad Media, y de la opresión, se enfurecen con estas actividades y gritan: ¡que desaparezcan estas mujeres! ¡Mirad todo lo que llevan en el carro de la compra!

Y el carro de la compra hay días que lleva consuelo a personas que pasan un momento difícil, esperanza a las personas que se han quedado en paro y nadie las miraba, ilusión porque estamos restaurando una ermita que nos encanta a todo el pueblo, satisfacción porque nos han reconocido la labor que estamos haciendo y, en general, vida, mucha vida.

El carro de la compra se acerca a veces a la Escuela del pueblo y comparte con los niños y niñas las cosas que estamos haciendo. Sus portadoras recogen sus ideas y sus opiniones porque saben que de esa tarea seguiremos siendo un pueblo participativo, un pueblo que hace muchas cosas entre todas y todos. En el que la mayoría siente el orgullo de ser pueblo. Y se enorgullece de sus vecinas.

Y hay días que muchas mujeres con muchos carros de la compra, cañizos, sartenes para freír rosquillas, sus puestos de productos de la tierra, productos de comercio justo, semillas, …y con compañeros que creen en el proyecto salen a la plaza y la ocupan con sus colores, sus ilusiones y su alegría.

Hombres y mujeres formando esa comunidad cuidadora que pretendemos.

Eso sí, yo quiero dejar aquí mi admiración y mi testimonio por estas mujeres rurales del siglo XXI, polifacéticas y transformadoras de su entorno.

¡Va por nosotras!

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS