La cosmonauta Onírica

La cosmonauta Onírica

Romana Di Bartoms

21/10/2018

Destino mudo; de valientes y cobardes. De vidas oníricas, reales, abstractas.

Sumergida en el olvido aparente, por no decir el conflicto real de todos sus males. Ella decidió confesar y se culpó por ser la causa y efecto de la realidad misma.

Dijo que este mundo era un sueño confabulado por su mente a causa de aquel amado soñador, de quien había huido por error. Su único y verdadero amor.

Su historia no solo capturó todos mis sentidos. Sus envolventes palabras y la insistencia en no volver a escribir poesías; eran resultado de una compleja enfermedad mental, aparente esquizofrenia.

Sus poemas eran una red que interconectaba, su inconsciente con la producción artistica. Pero aunque cuando le convenia se mostraba consciente pero incluso, tambien decía que si ella quería podía curarse a si misma. Lo único que la atormentaba era el poder del lenguaje porque su dominio no estaba a merced de todos.

Ella no soltaba el hilo yo si; decía muchas cosas que parecían absurdas y desordenadas; pero tras rebobinar la grabacion; el discurso era prolijo y lo que no había captado bien, era la fundamentacion de la realidad de su discurso.

-Sé que usted doctor hará un buen trabajo conmigo;pero jamás verá la estructura gramatical del sonido materializado. El cuál filósofos, artistas y complotistas fracasaron al ocultar su origen; no todo es amor- dijo ella

Ella reconocía haberse enamorado de un «hombre imaginario» a quien vio y con el que vivió aventuras nocturnas, a quien deseaba volver a ver pero ya no podía encontrarlo en sueños. Escribió poesías por todo internet, pensando que si el leía uno de sus poemas la reconocería; atrapada en un mundo en constante huida.

Ella tenía miedos y sus miedos me paralizaban. Decía que entendia cosas que muchos no podían porque convivía con espiritus que le causaban temor. Por desconocer si lo incognosible podía materializarse. Ella decía que sabia esconderse bien; pero no el por qué la acechaban.

Su relato me fascinaba, ella era una gran artista de la confusión y yo no muy profesional.

Mi lado mas humano conmovía con sus seductoras palabras, quería ayudarla pero ella me refutaba

-¿Cómo devolverle la vida a quién en vez de luchar por vivir se detiene en la negación de lo que puede llegar a ser y no es? Me atrevo a confesar que me encuentro fuera de órbita pero no soy una amenaza mayor; confío en que examinará mi confesión sin juicios apresurados e inesesarios.

Ella quería estar en el hospital, a mi no me parecia necesario pero cedí.

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