A solicitud de mi amigo Belisario, les dejo estas breves líneas con mi historia. Sin temor a equivocarme puedo decir que hay muy pocos casos de superación personal como el mío.
No es que haya nacido rico, pero gracias al trabajo de mi padre como funcionario del estado, tuve una infancia bastante normal y acomodada. Mi vida consistía sobre todo en jugar, comer y estudiar. Tenía muchos amigos en la escuela y para ellos, yo era un pequeño caudillo. Sin embargo, ya en esta temprana etapa, la vida empezó a jugar conmigo, y mi destino dio un giro repentino que lo cambiaría todo. Mi progenitor murió de un derrame cerebral siendo yo todavía un adolescente, lo que me permitió vivir un tiempo corto pero feliz al lado de Klara, mi madre. Es que el carácter de papá era insoportable y me trataba mal, en cambio a ella yo podía dominarla a mi antojo. Y lo hice por un tiempo hasta que…
Otro giro del destino, mamá murió pocos años después, lo que me dejó sumido en la tristeza, y a los pocos meses, también en la más extrema miseria económica. Me fui a la capital a buscarme la vida y terminé prácticamente en la indigencia. Por muchos años vagué de albergue en albergue apenas sobreviviendo con la venta de una que otra pinturilla y dibujos varios que hacía durante las frías noches. No obstante y aunque parezca increíble, el verdadero cambio en mi vida se produjo al mudarme de país. Crucé la frontera lleno de sueños y esperanzas de una vida mejor, de acuerdo más con mi indudable superioridad moral, intelectual y artística.
De hecho me fue mejor, mis habilidades como pintor se desarrollaron de manera increible y mi situación personal mejoró notablemente. Pero en mi vida nada ha sido estable ni tranquilo. Al poco tiempo de llegar estalló la guerra y de inmediato me alisté. Fueron cinco años de luchas terribles pero a la vez maravillosas, en donde pude probarme como hombre al matar gran cantidad de enemigos y desarrollar mi carácter. Allí aprendí lo que era tener una voluntad inquebrantable y no acobardarme ante nada ni nadie.
Después de la guerra mi ascenso fue meteórico, tenía habilidad para hablar y ganarme a la gente, mis ideas y pensamiento radical calaron profundamente y al fin pude salir de la pobreza gracias al libro que escribí, que modestia aparte, se vendió por millones.
Ahora soy jefe de estado. Estoy en mi casa en la cumbre de la montaña disfrutando de todo mi poder. Planeo mi venganza contra todo aquel que osó oponerse a mí y a mis ideas. Gobierno con mano de hierro y el mundo pronto sabrá de mí. Hasta aquí dejo mi historia, que no puede tener si no un final feliz.
Kehlsteinhaus, 1939
Traducido del alemán por: Luis Belisario
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