Todavía siento tu rabia. El odio que alimentabas generosamente, sin medida, sin límite,hasta que llegó el día en que detrás de tu odio estabas tu, agazapado y cobarde obedeciendole sumiso. El odio que me tenías.

Maldito mi tiempo perdido…

Cuando se acabó lo que teníamos no soportabas pensar que ya no estabas dentro de mi y que quizás otro podía posar sus alas en mi corazón; En el trabajo te evitaba pero tu me buscabas, en la calle te huía pero yo te veía. Tenías una misión y yo formaba parte del plan; La destrucción total de Carolina, el hundimiento moral de Carolina.

Surcos de llorar me queman la cara. Eras un esbirro del mal dispuesto a todo por verme agonizar. Tus amigos no conocían esa cara B de tu maldito vinilo de grandes éxitos. Sonrisa de plástico que ocultaba rabia en estado sólido. Maldita la hora, el minuto y el segundo que te dije… Si, te quiero…

Mis mañanas eran de marioneta herida, las tardes era trapo sucio en casa vacía y las noches me quemada en la cama mientras las lágrimas bajaban de las sábanas al suelo.. Cada mañana era más pequeñita… Más pequeñita..

Angustia. Persecución. Mis manos bailaban el temblor de mi corazón. Te suplicaba que me dejaras vivir, que ya nada era para ti… Silencio.

Un día más pensando por donde saldría tu veneno. Por donde atacarías. Si no era para ti solo sería para los gusanos, pero antes me tenías que sazonar con abundantes especias de pánico y terror.

Pero yo empezaba a ver la luz…. Débil todavía… empezaba a conocer a Angel. Un chico que todavía no sabía nada de esto, pero lo empezaba a sospechar…

Mientras tu seguías vigilando mis pasos hasta meterte dentro de mi hogar..

Esa noche dentro de mi casa. Mi pequeño castillo inviolable refugio de mis penas. Allí apareciste como aparecen las cucarachas cuando enciendes las luces. Ya no teníamos nada, ya no vivíamos juntos. Pero allí estabas. Te escuché como me preguntabas que quién era ese con el que iba por la calle y que si ya me había acostado con él. Tu voz me sonó a tenedores rajandome por dentro.

Me pegaste mucho. Me pateaste el alma ya herida. Me hiciste llorar lágrimas que acababan en las paredes. Hasta que no viste la respuesta roja en mi brazo a tu pregunta afilada no paraste. Solo te dió tiempo a escribir una vez tu metal en mi frágil existencia. Y llegó Angel…

La puerta se abrió con la llave que le dí a Angel. Todo muy rápido empezó a pasar; Me arrancaste el demonio que tenía sobre mi. Te vi desde el suelo luchar con el mal. Yo no tenía fuerzas ya. Me salvaste la vida y por algo tenías que llamarte Angel…

Ahora sé que estabas donde tenías que estar, donde están los Angeles Guardianes. Sácame para siempre de este pozo… Llévame a la luz. Nunca más la oscuridad…Nunca más…

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