Terrorista emocional

Terrorista emocional

Alma Bianchí

15/10/2018

Mi mundo era pequeño, solo existía espacio para mi abuela y mi papá, pero como la vida sigue, personas van sumando., amores, amigos, colegas y un sin fin de etiquetas sin tanta importancia. Mi mamá me dejo al momento que me tuvo, no quiso darse la molestia de mirarme a los ojos y arrepentirse de sus atentados contra el mundo, era una terrorista emocional, queriendo atacar todo a su paso.

En Marzo de el 2006 fue cuando la volví a ver, la reconocí por una vieja foto que aún guardaba mi papá. Estaba igual, parecía intacta; tenía unos guantes largos de leopardo y unos finos lentes negros que dejaban al descubierto su perturbada mirada. Era una asesina sin censura, revoloteando y haciendo show de la mano de un niño al que hacia llamar «hijo». Sentí mis tripas salirse mientras internamente me ahogaba en un mar.

Quizás si tenia razón, debió acabar conmigo desde la primera vez que abrió sus piernas y mostró ante los demás su timidez. Porque no existía suficiente espacio para dos en el mundo, y creo que lo deje claro cuando entre por su ventana a bañarme en sangre, al igual que la primera vez que la vi.

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