La puerta de los dioses.

Cuenta la historia de los dioses que alberga más realidad que la de los humanos. Dicen que el miedo de andar descalzos nunca nos permitirá dejar huella. Que somos tan efímeros como una estrella fugaz y nuestra actitud nunca nos llevará a ser eternos. Ofendidos por ser llamados leyenda perdieron la fé en nosotros. Ya ni siquiera nos escuchan por que nosotros nunca los escuchamos a ellos. Así que todo lo que tenían que decirnos lo arrojaron a la hoguera con la esperanza de que algún día recogieramos las cenizas. Para volverlas a hacer fuego. Para reconstruir este mundo que nos encargamos de hacerlo mil pedazos. Para por fin entender que la luz y la oscuridad van cogidas de la mano, que sin la tristeza nunca habría felicidad y que sino somos capaces de soportar el dolor tampoco merecemos sentir alegría. No existe dualidad sino unidad. Son dos caras distintas las que hacen una misma moneda. ¿O a caso has visto una noche sin que haya salido el sol? ¿Porqué aceptamos la naturaleza y no la que reside en nosotros? Por «MIEDO». Por miedo a darnos cuenta que somos mejor que la ficción. Por miedo a ser mejores que los lujos y valer mucho más que los ricos. Pues los ricos no son los que más tienen en sus bolsillos sino los que más tienen en su corazón. Los que se atrevieron a no conformarse con las mentiras que nos cuentan llamadas la única verdad. Los que lucharon por saber que hay algo más aunque de locos los juzguen. Los que tienen piel de lobo e iluman a la manada después de haber caminado tanto tiempo solos. Los que nunca pertenecieron al rebaño o fueron tachados de ovejas negras. Remando siempre a contramarea aunque cada vez un paso más cerca de ellos. Los que encontraron una razón por la cual se viene al mundo y sus actos serán el eco a través de los tiempos. Sus vidas no habrán sido en vano. Habrán sido la mayor obra de arte. Un alma fuerte y poderosa como la de los dioses. Un cuerpo que siente con un corazón que late como el de un ser humano.

La puerta de los dioses para esos pocos estarán abiertas. Por haber resurgido sus cenizas. Por hacer que se sienta su presencia. Por revivirlos y volver a darle sentido a esta tierra. Elevando sus almas a los cielos para que después de este largo viaje nunca más regresen de vuelta.