Desde que tengo uso de razón he seguido las órdenes de mis padres al pie de la letra. «Estudia, no repitas cursos, sal con buenas calificaciones». y hasta entré a la universidad, sin embargo, fui un total fracaso.
Una vez dentro estudié dentro de mi desgano las materias que debía pasar, pero pronto llegué a un punto dónde le podía reconocer como depresión. Con el tiempo éste aumentó afectando mi vida personal, ya casi no me reconocía en el espejo, el maquillaje poco ocultaba la infelicidad, que incluso yo, podía ver en mis ojos y el consumo de marihuana iba peligrosamente en aumento. En una ocasión mi subconsciente me habló. . . Lo tomé como una advertencia a la droga, pero tal vez era el principio de mi fin.
Pasado medio día recién volvía a la realidad después de estar en una vida más interesante que la mía, dentro de un sueño. Enviciada y sin ánimos de volver a la aburrida cotidianidad revisé el móvil en busca de qué entretenerme y el audio de whatsapp de una compañera saltó a la vista. <¿Cuándo vendrás a clases?> Su voz estaba cargada de reproche y a duras pernas recordé que era lunes y tenía clases de física a la ocho y media de la mañana y era pasado de medio día. «Me retiraré».
No siento ni felicidad ni tristeza cuando hablo con alguien, las cosas que los demás encuentran divertidas para mí son sin sentido; aunque me río de todas formas, risa cargada de falsedad. Cuando estaba sola en casa sentía el peso de la pena embargarme y hacía doler mi espalda. Trataba de recordar las últimas veces en las que había sido tan feliz y la verdad que no eran muchas. Deseaba cambiar mi vida, su personalidad y dejar de tener miedo.
Un día, conversando con mi mejor amiga tomamos una decisión que rayaba en lo difícil y estúpido. Vivir juntas. Ninguna tenía nada que declarar propio y sería demasiado complicado iniciar de cero, pero el plan estaba hecho y deseaba hacer ese giro brusco en mi vida. Volver a mi ciudad, tal vez no volveré triunfante, pero sí con una determinación fortalecida. Será una mejor terapia que simplemente ignorar el hecho y ahogarse en una casa que no siento como hogar y que me ha hundido aún más. Juntar el dinero necesario y hacer los preparativos fue lo más complicado, todo en completo secretismo, sin embargo, luego de seis difíciles meses logré mi cometido y al entrar en el departamento que sería mi nuevo hogar, rescataré los pedazos de mi personalidad y me formaré de nuevo; fuerte, feliz y tranquila. Ponerle pecho a las balas y enfrentar todo lo que me venga encima. Buscaré mi verdadero camino en una vida simple y cotidiana, alejándome de las fantasías que me mantienen cautiva en mi depresión.
Volver a nacer, perdonando mis propios errores y sanando mi lastimada alma.
Volver a nacer pura.
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