Quiero remontarme a mis antepasados para darles a conocer un poquito de mi linda tierra Socabaya a través de ellos.
Se puede decir que mi árbol genealógico tiene raíces netas de Socabaya, pero como la memoria es muy frágil y vulnerable retrocederé sólo cinco generaciones, por el lado maternal, dejando constancia que hay más generaciones anteriores
Remontaremos casi 160 años de historia, cuando mi tatarabuela Isaura Manrique se casó con Mariano Del Carpio,ellos dos humildes pobladores de Pueblo Viejo, lo que ahora se conoce como el anexo de la Pampa, tuvieron cuatro hijos llamados:Guillermo,Manuela,Isaura e Idelfonso.
No muy lejos de ahí en el mismo anexo de la Pampa, por la misma fecha, se celebraba una unión matrimonial entre Juan Carpio y Manuela Pacheco, la cual properó con felicidad y la bendición de tener siete hijas mujeres llamadas:Inés,Felisa,Asunta,Juana,María Asención,Dolores y Claudia.
Estas familias tenían muchas particularidades: eran de la misma tierra, eran humildes agricultores, y a pesar de tener ambas raíces de parentesco, decidieron casar a su hijos. Arreglaron todo para el matrimonio de Idelfonso Del Carpio Manrique, varón con más de treinta años, con Claudia Carpio Pacheco, una ingenua niña de dieciséis años, dama tan respetuosa y hogareña, que la verdad su opinión sobre el novio no valía, solo tenía que obedecer las órdenes de sus padres. La pedida de mano y el posterior casamiento fue muy rápido, ya que a ambas familias les urgía la boda. Me cuentan que tan respetuosa era Claudia que a pesar de casarse con el que entonces lo veía como su tío Idelfonso (por la diferencia de edad) lo seguía llamando señor. Idelfonso tuvo un matrimonio anterior del cual tuvo dos hijos: Víctor y María Latina; pero con su unión con Claudia, Dios los bendijo con cuatro hijos más:Aurelio,Jacinto,Lucy y Segundo. Les cuento que mi bisabuelo Idelfonso trabajaba como maquinista en el ferrocarril que iba a la Oroya; y con un hogar bien establecido construyeron su casita cerca de la plaza del pueblo (en donde ahora mis abuelos tienen la suya). Mi bisabuela Claudia puso una pequeña tiendecita, donde vendía algunos abarrotes y su famoso huajto para uno que otro borrachito que iba a matar sus penas donde la tía Claudia, como la llamaban amorosamente. Cabe mencionar que esta tienda y la de la señora Rosa Pinto que aún está viva,eran las únicas en la zona.
También quiero decirles que la bisabuela Claudia vendía su comida y daba pensión a los policías que trabajaban en la comisaria, lugar donde ahora conocemos como la casa de los señores Emilio Juárez y Vilma Del Carpio, situada a un costado de la Municipalidad.
Cuenta mi abuelo Jacinto que también trabajó ahí, que tenían un calabozo enorme y obscuro, y con el transcurrir de los años se convirtió en una escuela del pueblo, en donde se dice que se oían voces y lamentos de algunas almas que penaban. Como ya les mencioné, mi abuelo Jacinto, fue uno de los hijos de Idelfonso del Carpio.
Por aquellos años en pueblos tradicionales como el nuestro,era muy común que los padres casaran a sus hijos con sus primos, para no malograr la raza, ya que era genuina de ojos verdes y tez clara, como las familias que vivían en las peñas. Bueno, pero también por la familiaridad de los genes, estas fueron deteriorándose y se perdió un poco de estos caracteres.
Como ya les conté los antepasados de mi abuelo Jacinto, ahora quisiera contarles los de mi abuelita Soledad.
También empezaré por mis tatarabuelos: Julio Adrián Medina y Leonor Salazar, una matrimonio un poco desigual por las edades:a Leonor la casaron a los catorce años, su esposo le llevaba el doble, oriundos los dos del pueblo de Socabaya, se casan y deciden irse a vivir a la costa, exactamente a Chucarapi, hermoso valle donde funciona la cooperativa agraria azucarera Chucarapi, el bisabuelo Julio empieza a trabajar en ella y su esposa queda en casa al cuidado de sus seis hijos pequeños:Baltasara Adrián,Azucena,Uvaldina,Segunda,Juan y Jorge. Se dice que por aquellos años la cooperativa estaba en sus mejores auges, por lo que alas familias les iba muy bien, tenían tierras , las cultivaban y a la vez trabajaban como socios en la cooperativa, gozando de todo lo que la tierra les brindaba.
Nuevamente otras familia de Socabaya unieron a sus hijos: Mariano Manrique y Felícitas Soza se cazaron y tuvieron seis hijos:Segundo,Guillermo,Trinidad y tres lindas niñas llamadas María. Vivieron muchos años en el anexo de la Pampa hasta que los hijos crecieron, fue entonces que uno de los hijos: Segundo fue a trabajar a la cooperativa de Chucarapi y justo allí se conoce con Baltasara Adrián, se casan, tal vez sin saber que ambos eran de Socabaya . Entonces mi bisabuelo Segundo comienza a trabajara en la cooperativa y su esposa se queda al cuidado de los hijos y de la granja de animales que tenían.
A mi bisabuelo Segundo no lo llegue a conocer, pero me dicen que fue un hombre correcto, con bigote, ojos claros, muy blanco y una cara muy amorosa, cuidaba y daba la vida por sus hijos, era muy parecido a su primo hermano Ubaldo Soza Manrique,un hombre muy conocido y querido en el pueblo.
Mi bisabuela Baltasara, todavía vive a duras penas con sus ochenta y tantos años, ella tenía un carácter muy fuerte y recio; como ya les dije este matrimonio tuvo trece hijos:Sara,Segundo,Luz,Antonio,Soledad,Dinarda,María,Juan,dos gemelas y tres trillizas, en dos partos las niñas murieron a la edad de tres meses y un año.
Cinco niñas murieron y Antonio falleció con veinte años.Mi abuelo Jacinto entró a la policía, pero después compró un carro e hizo taxi, en uno de esos viajes conoce a mi abuelita y se van a vivir juntos casados. Ellos tuvieron cinco hijos: JorgeLuis,María,Claudia,Davis y Carlos, pero mi abuelito tuvo otros ocho hijos de otro matrimonio.
Como pueden darse cuenta las raíces de mis ancestros están entrelazadas y estamos orgullosos todos de ser socabaynos de pura sangre y cepa.Muchas gracias por su atención.
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