Era un día normal…. me levanté en seguida sonó el despertador. Corrí, pero ya era tarde. Me dirigí rápidamente, no tuve tiempo siquiera de desayunar, el tiempo me estaba dominando en ese entonces. Invadía en mi la desesperación, la culpa ante tal irresponsabilidad. Pero no tenía tiempo, incluso de pensar y criticarme. Actué con inercia, producto de la rutina que me había acostumbrado a ser tan mecanicista, a ser tan robot.

Este día era distinto, la gente me era distinta. No me saludaban y actuaban como si no existiese. Fue una experiencia que sobrepasó los límites.

El vacío, me invadía, un vacío que me absorbió por completo. Me detuve entonces a observar por primera vez desde mi despertar, nada lucía igual, nada era como antes.

La soledad, era mi única compañía y sin embargo, me alcanzaba… Volví a mi casa, oscura y solitaria. Entré a mi habitación y en la cama donde suelo dormir, encontré un gran bulto. Me dio miedo saber que había allí. Destapé escandalosamente, era mi cuerpo.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS