Diría que hace mucho tiempo tu nombre no resonaba en mi cabeza, el tiempo que hasta hoy creía válido. Me preguntaron por la última vez que sentí amor y, odiosamente, apareciste. Consultaron por tu tiempo en mi vida y debí contarlo, rememorar todo lo que hice, lo que hicimos y cómo terminó todo… fue duro, no voy a negarlo.
No creo que sea necesario ponerme a escribir todo lo que sentí por vos y lo que vivimos, ya hay demasiados textos al respecto. Desconozco completamente si estarás leyendo esto, pero desde hace un día que tuve que rememorar lo nuestro pienso: “¿Y si me llega un mensaje de él?”. Elegiría responderte, hablar y pedirte perdón por aquel día en donde terceros opinaron sobre lo que nos pasaba, lo que supimos sentir y lo que desconocimos vivir.
Hoy pensaba, y capaz ingenuamente fue, ¿y si no era nuestro momento? Capaz nuestras miradas se cruzaron en el tiempo inoportuno. ¿Y si el universo nos encontró en otra etapa de nuestras vidas? ¿Pensarías retomar lo que no pudimos proseguir?
Vos me conocés muy bien… siempre fui de llenarte con preguntas y vos me devolvías el doble. Era así: teníamos noches interminables de preguntas y respuestas. Aunque es difícil descifrar si siento algo… lo que sí sé, sabiamente, es que está esa canción, esa calle, esa cafetería, ese vino, esa copa, esa remera y ese aro que traen tu recuerdo a mi mente.
Si estás leyendo esto… ya sabés qué hacer.
Atte.
Facundo Verardo D’Agostino
OPINIONES Y COMENTARIOS