Es confuso.
Ahora verte, hablarte, conocerte.
Todo habla, grita, juzga.
Cada movimiento, gesto, acción.
Todo me dice algo…
Pero ¿qué?
Si el amor es políglota,
habla en italiano, español o francés.
Il y a tellement de façons de dire je t’aime.
Che non riesco a racchiudere il sentimento in una parola.
“Te amo”…
¿Realmente me lo dices?
¿O mis ojos son un mal traductor de tus gestos?
¿Mi piel me engaña con tu tacto?
¿Mis oídos filtran cariño en tus palabras?
¿Y mi mente… está cegada por una ilusión?
Posiblemente estoy en El túnel de Sábato,
e ignoro lo que te rodea,
mi querida María Iribarne.
Tal vez sobreactúo con tus simples detalles:
una sonrisa, un abrazo,
un beso en el cachete.
Tal vez muero por nada.
Tal vez suene ilógico lo que diga o haga.
Pero si el amor se encasillara en parámetros cuantificables,
la pasión,
el color,
el llanto,
las palabras,
quedarían insulsas,
absurdamente definidas.
Quién sabe cuánto yo te amo…
quién sabe cuánto recibes de este loco…
o siquiera si me miras
en medio de la tormenta
que me convierto
al nombrarte.
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