BIENVENIDO A MI LABERINTO MENTAL

“Deja de pensar en eso, que te vas a volver loca”, me dijeron tantos a lo largo de mi vida. Pero loca ya estoy, así que no había nada que perder, me volví adicta a cerrar los ojos y a dar rienda suelta a mis cavilaciones: ¿quién o qué, es el autor de este juego? porque es un juego ¿no?, no encuentro otra explicación, y por si fuera poco, uno de azar, una ruleta de casino, a veces se “gana”, a veces se pierde, pero la dinámica de la Vida te envicia de a poquito, a ratos quieres salir corriendo pero en el fondo, hay algo que te resulta atractivo, piensas que la felicidad puede estar todavía por ahí escondida debajo de una piedra, subes la apuesta y te quedas un rato más a ver qué pasa. Spoiler alert: casi nunca ganas.

La búsqueda del sentido de Vida es algo que me robó el sueño infinitas noches, mi mente estructurada armaba mapas mentales que terminaban enrollándose en sí mismos sin repuestas, un laberinto mental sin salida, puras conclusiones vacías.

¿Es que acaso hay un Dios por aquí? ¿un ente externo que ya invirtió mucho tiempo en escribir mi historia y que simplemente me la va dictando al oído a través de un apuntador? ¿soy entonces marioneta, una simple actriz de reparto? y si ese fuera el caso ¿para quién estoy actuando y por qué? ¿podrían iluminar un momento al público que nos visita en esta obra para conocerlos, por favor? Me parece de mal gusto estar actuando sin saber para quién lo hago. Deshecho esta hipótesis.

Otros hablan de misiones de vida prediseñadas que uno carga de otras vidas, si fuiste ojete sigues siendo ojete hasta que te des cuenta, hagas algo y lo corrijas, y entonces ¿qué? ¿ahí termina todo? ¿cuál fue el punto de que hayas sido ojete durante quinientas vidas y en la siguiente, dejes de serlo? ¿hay un premio? Lo pregunto para saber si vale la pena el esfuerzo. Y de nuevo lanzo la pregunta, ¿quién es el diseñador de aprendizajes de vida y cuál es la meta? ¿hay graduación al final de todo este drama?, algo no me cuadra, me da la impresión de que es una manera de justificar nuestro carácter horrible con la esperanza de que seremos mejores mañana, o en la siguiente vida; ser “mejor” parece ser el camino, pero ¿para qué?

Por otra parte, mis teorías conspiranóicas apuntaron durante mucho tiempo hacia lo posibilidad de que somos un experimento malhecho, algo salió mal y el experimentador nos abandonó y decidió probar suerte en otro planeta. Se olvidó del caos que generó acá.

Mi cabeza estalló más de una vez ante esas reflexiones, mi ansiedad subió a niveles insostenibles por falta de respuestas, durante mucho tiempo decidí no entrar en esas disertaciones, porque como resultado sólo obtenía crisis de agobio. Pero la pregunta nunca se fue del todo, sigue ahí, aunque cuando la evoco, la sensación de sinsentido vuelve a ser aplastante.

Solo hay algo que me mantiene curiosa, y es observar la capacidad que tiene mi cuerpo para existir sin que yo haga gran cosa, mi corazón late, mis pulmones jalan aire, mi piel o mi pelo vienen ya un diseño que no elegí, ¿quién hizo todo esto? ¿qué es lo que hace que los planetas sigan girando alrededor del sol o que las plantas germinen y que la lluvia caiga en ciclos perfectamente estudiados? algunos le llaman Dios, y dicen que está afuera, que vive en las nubes, yo le llamo Inteligencia Superior, y claramente la llevo dentro.

El solo hecho de existir en este plano ya es un reto, creo que la experiencia de la vida ES el sentido en sí, llegar a esta conclusión (muy personal) me ha ayudado a poder quedarme quieta en una silla sin anhelar más nada, sin esperar el mañana, sin llenarme de tareas innecesarias pensando que SON el sentido, porque el sentido es que no hay sentido, la búsqueda no es afuera, no hay un ente externo repartiendo sentidos de vida como si fuesen folletos; SOMOS el sentido, la experiencia sentida ES el sentido, respirar lo es, pero nos cuesta admitir que pueda ser tan simple, acostumbrados como estamos a la hiperproductividad: tiene que haber una lista cosas o tareas asignadas que sean el sentido, o eso pensamos.

Hoy me encuentro en un oasis dentro de mi propio laberinto mental, he detenido la búsqueda, me encuentro sentada en un pequeño jardín dentro de mi cerebro, escucho el agua que brota desde no sé dónde, mi corazón está en calma, insisto, es un punto de vista muy personal, no sé si tengo la razón, tampoco me importa, llevo media vida con la cabeza reventada por falta de respuestas, así que para mí esta pausa es el sentido, la conciencia táctil lo es, coexistir con el planeta en cada respiración lo es, fin de la discusión.