Viejo Loco II

Hace un tiempo me contaron de un viejo loco. Algunos lo llamaban el sabio que va y viene, no porque fuera un nómada o algo por el estilo, sino porque vagaba y divagaba.

Contaban en aquellas épocas de este hombre raro, con mucho dinero, lo suficiente para tener una casa enorme, servidumbre, nunca le faltaba nada, fue muy amigo de mi bisabuelo, tenía largas charlas sobre lo que, mi abuelo y mi padre describen como sabidurías inentendibles. Todos se quedaban maravillados con este mago, invitaba copas a desconocidos. Las historias que me contaron dicen que bebía más que cualquiera, pero siempre estaba lúcido y sobrio.

Eruditos venían del mundo para conocerlo, hablarle. Cuando se iban quedaban maravillados.

Sin embargo, también me contaron que el único momento que no parecía un sabio era cuando raramente escribía en su cuaderno. En ese momento era más humano que cualquiera, tenía dudas, a veces se desorientaba, pero únicamente con ese anotador, en cualquier otro momento era el mismo con sus excentricidades y conocimientos.

En una charla con mi bisabuelo, le dijo que él creía que lo único que eran reales era él mismo y su cuaderno. Acostumbrado a sus rarezas, lo interpretó como alguna alegoría que el viejo loco le estaba queriendo decir. Pero siempre me hicieron hincapié en que en esos momentos su mirada parecía genuina. Yo no lo sé, no lo conocí; mi abuelo, de joven, sí, y lo vio escribir y me dijo:

-Cuando dejó su cuaderno, su expresión cansada, agobiada y llena de temores pasó a ser la de un rey que sabe exactamente qué hacer y qué decir.

Esa es la historia que me contaron. Por eso este cuaderno es tan viejo y vale lo que pido por él.

Una vez el viejo loco terminó de escribir y le dijo a mi bisabuelo que mejor no lo abra, y por respeto a su amistad jamás se volvió a abrir.

No me interesa su contenido, no soy de leer y menos algo tan antiguo, necesito más el dinero. Hacelo tasar, seguro vale más de lo que pido por él.

Te recomendaría no abrirlo, pero podés encontrar algo de gran valor también.