Como Don José y Corrientes
La libertadora de mi alma
Mi Soledad

Breve introductorio sobre el texto:
La historia por narrar no es propia ni me pertenece, ni mucho menos la pasaron mis carnes, es la historia del todo y la nada (y no por pedantería, ni similitudes, ya que toda palabra pronunciada por el hombre refiere a la historia de la humanidad). Dejando en claro los hechos y de lado los motivos del escrito (quizá odio, repulsión, desesperanza, qué podré saber yo) puedo dar comienzo a la concatenación y deformación de historias, donde el foco se ubica en ellas y su sufrimiento desde afuera, desde los ojos del vencedor vencido, sin héroes ni princesas reales, sin fantasía.

      Cualquiera podría llegar a mismas conclusiones –repito nada nuevo se cuenta- alcanza con levantar la vista del ombligo, la vista del sexo, mirar a un costado (madre hija hermana tía prima abuela amiga amante etc.), por las ventanas de la casa de al lado, las calles oscuras y solitarias o radiantes y populosas, alcanza con ver los ojos de una mujer para sentirse avergonzado, para descubrir el verdadero dolor, para replantearse milenios de humanidad, para -quizás- buscar cambiar el mundo, para creer la historia de un abuso.


      Aquella primera, reina de demonios, indomable, sin nacer de costillas, sin precisar de aquel, precursora de movimientos. Infame por boca del resentimiento, innombrable, tácita. Presente en los primeros días, primera en el paraíso, gobernante del infierno, generadora de males, única.

      Así comenzó la historia de la mujer, saliéndose al margen, después de la gran mentira de la dependencia femenina del hombre.

      Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre,
      hizo a una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces
      Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne
      De mi carne.

      Genesis 2, 22-2

      Desde el comienzo el planteamiento de objetivación del sexo, desde el comienzo la creencia del nacimiento de la costilla, camuflando sacramente el machismo tan interiorizado, llevada a los tugurios más obscuros de la mente, para la posterior esclavización, para saciar la sed del deseo de los inútiles, para usar, para romper, la mujer como sinónimo de objeto (del hombre por pertenencia y del hombre su creador). Esta superioridad establecida (más aún por la religión) permite toda libertad al hombre (de la acepción sexuada de la palabra, no etimológica), permitiendo que todo tipo de tragedia, de diluvio, revista las pieles y la psiquis de la mujer, que al finalizar resulta desechada. Mujer, culpable de la pérdida del paraíso, culpable de la tentación (¡Oh tentación sacrílega! fruto humano, proveniente de él y alimentada por él). Además, fuera de la obviedad de que la tentación le pertenece al varón, existe una contradicción, ya que ella nace de él, por ende, su culpa es también propia.

      Manzana, pecado original, sumisión de la hembra por la culpa exportada. Paraíso perdido. No, olvidado. Había que crear un reino propio para olvidar la perfección inalcanzable, llegar por medios propios, torres babilónicas del pensar, uno propio, de las manos, mis manos, tus manos, nuestras manos, misterios quirománticos.

      Llevar al extremo el concepto de la sumisión, crear un mundo donde liderar, hartazgo de animales, algo más complejo, un humano, fabriquemos castillos de cristal en tu vientre Eva, entré en tu jaula, hazme padre, hazme rey de este mundo en ruinas, hazme, yo, yo…

      La dominación, la comida diaria, mis hijos, pero a tu cuidado, sensible ser, ser capaz, mientras mantengo mi postura cavernícola, me mantendré fuera, traeré comida, bienes, capital. y no soportaré reproches, la violencia es la forma de mi sangre, la superioridad es el oxígeno que evita mis desmayos, no serías madre sin mí, por eso buscaré el dominio de más mujeres, baratas mujeres, plástico de mujeres, me vestiré de abandono, crearé más, nunca es suficiente, cárceles, jaulas, gobiernos, maquinarias.

      El relato de cualquier parte, de cualquier hombre, la dominación como principio de vida, sobre los débiles, ella, mujer, mulier, mollis, blanda y aguada.

      Es difícil soportar la indiferencia
      Por más que te miro no entiendo
      Quién te hizo tan blando (…)
      ¿Cómo soportar? ¿Quién te hizo tan blando?
      Es difícil imaginar tanta diferencia
      »
      Tenemos Explosivos

      Sin precisar de uno, quizás, con el espíritu, se trae a aquel hombre milagroso, tan opuesto al resto, tan contrario al primero, tan opuesto a todos.

      María, virgen de vírgenes, diosa de diosas, gestora de la salvación, que poco te hemos dado, que poco te hemos venerado, tú que merecías tanto lo viste morir por ellos (codicia, ego, porque aquel dejaba ver la debilidad, dejaba traslucir la posibilidad de igualdad de sexos) en semejante cruz, donde la única lagrima derramada sería para vos, madre de madres.

      Mujer gestora de nombres de grandes ciudades, naciones, continentes, naturaleza. Argentina patria mía, Argentina abusada, América colonizada por ellos -españoles-, Ana, judías quemadas, aquella fábrica de la efemérides ardiendo en el ocaso, ocaso de la vida, del nacimiento, hogueras, brujas, Juana, fuego del sentimiento, Mónica, patadas en la cabeza, el desierto que no olvida la violencia, Pachamama, madre-selva golpeada, profanada, apagándose, madre mía tan afligida por el tiempo (el tiempo del hombre), Mercedes, exilio, persecuciones, negras, violación, apedreos por vestimenta, humanas-objeto, todas las que fueron y todas las que serán.

      ¿Qué dirían las ventanas?
      tu madre y su hermana
      Y todos los siglos de colonialismo español
      Que no en balde te han hecho cobarde
      ¿Qué diría Dios?

       Silvio Rodríguez

      Etiquetas de reinas, princesas, madre, presidenta, virgen, ángel, pureza, ave, pero ya nada dicen, ninguna palabra sale por sus bocas si no es para ensuciar el silencio con oprobios, nada importa ya, el daño hecho es irresoluble, siempre sos menos que las palabras.

      Las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia
       Alejandra Pizarnik

      Pero también, puta, hueca, inservible, muñeca, pecadora original, culpable de todo, víbora, mala madre, mujer de casa, aquellas que rompen el silencio, que se vuelven tangibles, que gobiernan.

         La desvalorización en el sexo, la creencia de incapacidad, ella creadora de males (él santo bíblico), la que lleva a la locura a todo hombre, la que vuelve mala la pureza del varón (el que tiene permitida la violencia a cualquier horario, lúcido, dormido, dominado por la rubia, a él que la ley no le persigue a pesar de 144 crímenes contra ella).

      Cuéntame lo que pasó
      La enterraron hasta el cuello en la arena
      La patearon hasta arrancar su cabeza
      En nombre del orden
      Del olvido y del mercado

      Tenemos Explosivos

         Él libre, escritor, poeta, músico, arquitecto, herrero, abogado, gobernador, presidente, capaz de todo; pero ella sirvienta, ama de casa, lava platos, barredora, esclava, y la lista de adjetivos y profesiones denigrantes crece.

      La madre que muere por manos alcoholizadas, madre que muere por los pies del fascismo, madre que muere bajo el calor de un horno ario, madre que muere en la fulguración de la fábrica, madre de fuego, madre de cenizas muerta por escobas.

      «Madre patria
      y madre revolución
      «
      Silvio Rodríguez

         Pero claro, para que detener la guerra si no sabemos vivir, si la paz es sinónimo de paraíso y lo hemos abandonado para la gran matanza, desde la quijada golpeando hasta la muerte al hermano envidiado, la santa inquisición, holocausto, Hiroshima y Nagasaki, golpes de estado, plan cóndor, mataderos, deforestación, y la lista solo crece.

      ¿Por qué hemos tenido que inventar el Edén,
      vivir sumidos en la nostalgia del paraíso perdido,
      fabricar utopías, proponernos un futuro?
      si una lombriz pudiera pensar, pensaría que
      no le ha ido tan mal.

      Rayuela 28 – Julio Cortázar

      ¿Qué importará el después? Si vivimos hoy, si toda nuestra vida es el ayer, si las flores y los chocolates relucientes son los vendajes de los golpes en los dientes, si el regalo del consumismo cierra toda herida, si las caricias y los besos son la cura para la amada agonizante, si me va a perdonar porque ya no le importa, porque me necesita, porque no sabe vivir sin mí, por mi superioridad, porque la esclavitud comenzó en la primera penetración, si total después al sentir mis pasos andar por la tierra voy a cantar a viva vos: “El que no quiere a su patria no quiere a su madre”. Después de haberle robado lo único que le quedaba para nutrir este consumismo intrínseco, después de tomar la biblia a cambio de las tierras. Si la familia ya no importa si uno no puede jactarse de ella como creador único, si las palabras son la única brillantina que me interesa para ellas, cubrirlas de halagos en este frío invierno, piropos al ritmo de su caminar cada que me cruce alguna en el camino de la lujuria, mientras ella, la madre, mujer mía, llora por mi pérdida, por desconocer mi paradero (tan ingenua ella), por el plato frío de la comida casera, los niños sumidos al sueño sin siquiera un beso de despida del día, llorando por la falta de capital de la que le hablo mientras los billetes los coloco sutilmente en la erotización de las prendas. Pero mañana qué importara ya, por qué debería preocuparme por su ser, si la madrugada me espera para dormir completamente ciego, si al despertar encontraré sus labios culpables de mis hechos, si el desayuno lo traerá este pedazo de carne a quien llamo ‘amor’ cuando necesito de beber de su voz, que importarán sus moretones, su sangre que no recordaré por culpa del hechizo de la bebida, qué importancia debería darle si al llegar el horario laboral volveré a abandonarla en el encierro de la familia idealizada, para ahogarme en alcohol barato y muchachas de papel, en este bucle de dolor y lujuria (binomio representativo del corazón del hombre), y derroche diario, si la sumisa que necesita mis golpes e insultos para creerme no sabe vivir sin mí, no puede, no se lo permito.

      Puedo ver que tus manos
      comienzan a temblar
      Sonríeme antes
      que vuelva a disparar

      Tenemos Explosivos

      Y siguiendo con las prendas, ¡oh suciedad humana! Donde el abuso es moneda de cambio, donde la culpa la tienen ellas, su vestimenta provocativa, para encantar hombres, desatar su mal, llamar a la violación, volvemos a Eva la culpable de los males, la que tentó al pobre Adán. Religión creadora de leyes para la dominación permitida, el peor agravio del machismo, ¿Qué será el casamiento, la unión eterna de almas ante los ojos del todopoderoso? Sino una justificación legislada para la dominación perpetua del hombre sobre la mujer, a la cual se llama esposa, casualmente como las de la policía es pos de oprimir, de no permitir, como si fuera culpa suya que él no pueda tomar a otra mujer, como si fuera culpa de ella la prohibición (la llamaron Yoko Ono algunos torpes es en otro tiempo), casamiento tan bien tratado por serú girán en salir de la melancolía “Miente y se equivoca cada vez que abre la boca y hace todo para mostrar que es fiel. Para colocarte en la cárcel de su ser”.

      Y también tratar el aborto, una mujer que opta por el “asesinato”, un lugar donde el hombre puede abandonar con todo el perdón a sus hijos y amada, pero ella no puede rechazar al hijo fruto del dolor de una violación cobarde, donde se obliga a una pobre niña de 15 años a parir el bebé creado por la violación de un padre, pero claro, como hablar de la culpa del hombre si ella resultaba tan provocativa, si ella seguramente lo deseaba, porque se sabe que toda mujer desea ser violada ¿o no? No.

      Y luchas tras luchas en el tiempo, y las que vendrán, gritos de presencia, gritos ahogados, lágrimas en una almohada, gritos de “Nunca más” por esos pañuelos de blanco en plaza de mayo, gritos de búsqueda, de niños “perdidos” (prefiero llamarlos secuestrados), gritos en contra de la violación de derechos, gritos recargados en las cocinas, en las escobas, en toda represión.

      Sube al taxi nena
      Los hombres te miran,
      Te quieren tomar
      Ojo el ramo nena
      Las flores se caen tienes que parar (…)
      Guarda el hilo nena,
      Guarden bien tus manos esta libertad
      Ya no poses nena,
      Todo eso es en vano como no dormir

      Luis Alberto Spinetta

      La figura del héroe, aquél valiente que lucha por su amada
      La figura del poeta, aquél que escribe por su musa,
      La figura del rey, aquél que se debe a su reina,
      La figura del Dios, aquél que no vive sin la madre naturaleza,
      Dominio y prevalencia, catapulta de horrores, victoria, madres que buscan a sus hijos…

      Anoche soñé con mi hermana y por primera vez
      Le dije: ‘tengo los ojos secos’
      Me respondió: ‘la crueldad no es más que un juego’
      El sol entró aquí, desesperado,
      porque es mentira la misericordia
      Ayer hablé con mi hermana y por primera vez
      Me dijo: ‘despierta ya, me hacen daño
      el sol me está quemando’
      «
      Tenemos Explosivos

      …pornografía, más dominio, sexualización, posición de objeto, rueda de la eternidad, posición de rezo, de rodillas, hasta la garganta, sin consentimiento, venta de carne, dinero, capital, capitalismo inmundo, obediencia, mascotas, limpiadoras de mi mal, modelaje, campos de concentración, hegemonía, cirugías estéticas, control, más victorias, vómitos, anorexia, bulimia, sentido de pertenencia, psiquis destruida, más, más, más, destrucción física, objeto, objeto, objeto, tecnología, consumo, capitales, ideología, religión, cielo prohibido, destrucción total, idolatría.

      El infierno no necesita ahora de
      puertas mágicas ni de conjuros.
      Viene solito, sin ser llamado,
      y se instala en las calles
      y los resquicios del alma

      J. C. Sánchez Sottosanto

         En búsqueda del cielo creamos el infierno, castigados en Babel por querer alcanzarlo perdidos nuestra comprensión, no solo lingüística, sino de alma (si es que alguna vez estuvo ahí), la comprensión al otro sexo, lo heterogéneo, el reconocimiento sagrado de Lilith, Adán comprendiéndola y viviendo en la armonía de sus brazos dadores de vida y viceversa, creciendo del arte (lo único que resiste al tiempo), promoviendo la paz real, el paraíso como olvido de la desdicha, el paraíso hoy, el paraíso Tierra, el paraíso mortal, finito y no ficticio, sin cielos de ángeles incomprensibles y dioses resentidos, sin esperas en vano, deja de correr mujer, de mis manos y las tuyas (el verdadero lenguaje de la comprensión, del amor, del espíritu) creemos el concilio de la raza, quememos la figura del padre, ya que Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? dejemos de esperar en vano, aléjate del frío, que no te consuma No llores más ya no tengas frío No creas que ya no hay más tinieblas
      Solo debes comprenderlas Es como la luz en primavera
      ” ya no existen las tinieblas ahora que las comprendemos, que nos liberamos de lo establecido, que rompimos ese molde hueco, libertad de verdad, libertad humana, sin creencias, sin ideologías, sin consumismo, sin cadenas, aunque todas se ejerzan lo primordial es no dejarse caer de rodillas ante ellas, enfrentemos los males, las distancias, la otredad que nos separa, si somos nosotros aquel que yace en el trono dorado de los cielos –ahora desangrado-, aquél que llamábamos Dios se encuentra en nosotros, si el milagro se encuentra en tu vientre por nuestra unión, demos vida y ya deja de llorar por mis lágrimas y su muerte como lo hago.

      Madre, ya no estés triste la primavera volverá
      Madre, con la palabra Libertad

      Silvio Rodríguez

        Conjuguemos mi infierno y tu cielo, y viceversa, según la ley del hermetismo de la correspondencia (como es arriba es abajo, como es adentro es afuera), unamos el bien y el mal sin buscar perfección alguna, ya no sé rezar, lo olvido, practico la lectura (tan similar al rezo), sigo cayendo ante la vergüenza de mis actos, irremediables, inolvidables, imposibles de limpiar, pero tu bondad ¡Oh tu bondad! Como la de aquel hombre de 33, dejando todo de lado y aceptando mi maldad y mi imperfección, comuniquémonos mediante el silencio, en el silencio, con el silencio, silencio de labios que se encuentran, narrando el sentimiento único que resulta la conjunción de todos, el fuego sagrado del corazón.

      Dos besos comunicantes de la visión
      De una existencia a otra existencia

      Alejandra Pizarnik

      Qué sería de mi existencia sin la tuya, me pregunto a diario, en este mar tortuoso y crepitante de hojas muertas del otoño devorador de mundos.
      Qué serías vos si dejaras de ser objeto, flor o vidrio, recuerdos frágiles…

      Recuerdos frágiles
      que deben ser tratados con cariño.
      Y ahí nos damos cuenta que somos delicados,
      le tenemos miedo a los golpes,
      al paso del tiempo,
      las flores muriendo en mi mesa de centro,
      las personas que terminan por quebrarse,
      mi abuela agarrando a su hija,
      escapando a la ciudad,
      vivir la pobreza, el hambre,
      la escopeta que se compró
      para espantar a los ladrones
      que trataban de secuestrarlas,
      porque dos mujeres solas no son persona,
      son objetos para usar, para romper…

      Marchitarse – Tenemos Explosivos

         Toda esta amalgama, este cúmulo de mujeres, de hechos, esta concatenación del vivir me lleva a ellas, las enormes, las magníficas; porque la historia de una mujer es la historia de todas ellas (como suele decirse la historia del hombre es la de todos los hombres):
      La voz de Latinoamérica -la negra-, en la infancia junto a los cuentos elénicos – Walsh-, las notas de piano de la luna –Sujatovich-, las caricias vocales de la voz felina –Colina-, la tristeza desparramada en prosa de flora –Pizarnik-, el jazzístico poema en bossa de Andrea –Motis-, la lírica de jazz de ella –Fitzgerald-, el terror manado por Mariana –Henríquez-, las charlas literarias de Eugenia – Zícavo-, las interpretaciones tangueras de Huilen -Currá-, los acordes rasgados del rock de Gabriela –Epumer-, las flores poéticas de la tristeza de una flor – Escobar-, las interpretaciones cinematográficas de Anna –Karina-, las danzas en la oscuridad -Björk-, la noche, el eclipse y las aventuras de Mónica -Vitti-, el ángel caído de Michelle –Reis-, las imágenes de Agnès –Varda-, la fotografía de Sara –Facio-, los pasos de baile del oscuro cisne llamado Natalie –Portman-, la visión de los sentidos en la ceguera -Úrsula-, el miedo, la ignorancia, el deslumbramiento de Lucía -la maga-, la libertadora Juana –Azurduy-, las cenas y el amuleto de Marilina –Bertoldi-, la calidez de la perfección en los platos de Felicitas –Pizarro-, la inventora de verbos, el cielo de Frida –Kahlo-, la mujer dominante de los miles de idiomas y conocimientos -Cleopatra-, el primer premio nobel Marie -Curie-, y seguiría y jamás alcanzaría imagen semejante.

      Quizás no se entienda el verdadero fin de todos estos nombramientos y alusiones, que son mujeres (las que mi corto recuerdo permite hacer presente, ya sea por olvido u ignorancia, ya que todo esto trata de ellas o más exacto de una) aunque también podría tomar hombres o toda aquella obra de arte que tenga un ápice de belleza, tomando la frase prefabricada de que “Todo camino lleva a Roma” anagramando Roma obteniendo “Amor”, es decir, “Todos los caminos llevan al amor”, claramente donde el amor sos vos, el primero, único, inigualable, irrepetible.

      Todo este tratado que parte de vos tomando todo lo que hasta el momento conozco, resulta simplemente una declaración de mi vergüenza como hombre e hijo, y principal y más fuertemente una declaración del amor que tengo hacia vos, madre de madres.

      Mi gran amor: Daniela Soledad Fernández. Mi lugar de paz, mi lugar preferido en cualquier plano existente donde reposar tanta vida, la que me cuidó del mundo en su vientre (mi único lugar de plenitud total, tu vientre) para otorgarme la vida, dándome de principio a fin consejos tras consejos, perspectivas de un mundo ya conocido para alguien tan ignorante de él como soy, una declaración inalcanzable para todo lo que sos, porque no existen palabras suficientes, ni forma alguna como para describir todo mi sentir por vos, solo agradecerte por todo, y refutar que Dios existe y es en tus ojos, tus manos, tu vientre, tú. Y si me permitís el lugar, quizás porque no soy un buen poeta puedo pedirte que te quedas quieta para dedicarte alguna palabra con el fin de desnudarme en alma como nunca lo haría con nadie.
      Simplemente gracias, perdón y te amo.

      Dios, héroe, madre.

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